«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
CRÓNICAS DEL ATLÁNTICO NORTE

El «fascista» ya no funciona

Kamala Harris promete legalizar la marihuana
Kamala Harris

Jornada de reflexión del 13 de marzo de 2004. En una de las actuaciones más vomitivas de la izquierda española, se convocan manifestaciones en las sedes del PP de toda España y políticos de la oposición, actorcillos, y activistas varios corean en masa el lema «Esto nos pasa por un gobierno facha». Contexto: brutal atentado en Madrid con casi dos centenares de muertos y dos mil heridos, de los cuáles a esa hora muchos estaban aún entre la vida y la muerte. ¿Cómo pudo ser eficaz semejante demostración de podredumbre moral? Porque entonces la derecha, el centro derecha, o lo que fuera eso, todavía se moría de miedo ante la acusación de «facha»; la derecha política y, en consecuencia, sus votantes. Temblaban. Ya no es así.

Ni aquí, ni Argentina, ni en Estados Unidos, ni el resto de Europa. Eso se ha terminado. Todo el mundo parece entenderlo menos el equipo que campaña de Kamala Harris. «Donald Trump una vez expresó su admiración por la lealtad que Hitler exigía a sus generales, según el ex jefe de gabinete de la Casa Blanca de Trump y general retirado John Kelly», escribe Becket Adams en National Review, «Para la campaña de Harris, fue una revelación impactante. Fue tan impactante que la vicepresidenta Kamala Harris celebró una conferencia de prensa improvisada sólo para discutir las presuntas declaraciones», sin embargo, pese al impulso mediático sin precedentes simultaneado para desvelar un presunto fascismo incipiente de Trump, «la historia comenzó a desvanecerse antes de que terminara el fin de semana».

«No se enfaden con los votantes por el encogimiento de hombros colectivo», dice Adams, «de hecho, no sorprende que la revelación extrañamente tardía del general haya sido recibida con un bostezo. Es lógico. Algunos de nosotros hemos advertido durante años que esto es exactamente lo que sucedería si la gente siguiera lanzando la palabra ‘fascista’ como si fuera una pelota de playa en un festival de música, dejando el término igual de liviano e inofensivo».

Cómo será la cosa, que el fracaso de la última intentona «fascista» de Harris ha llegado hasta las orillas del mismísimo alcalde demócrata de Nueva York, Eric Adams. Lo cuenta John Oyewale en The Daily Caller: «Cuando la periodista política de Politico Emily Ngo le preguntó a Adams si creía que Trump era fascista, respondió: ‘Mi respuesta es no. Sé lo que ha hecho Hitler y sé cómo es un régimen fascista».

No es el único fuego amigo que ha recibido Harris en los últimos días. Una de las polémicas de la semana ha sido la decisión de los editores de Washington Post: anunciaron el viernes que ya no apoyarán a más candidatos en las carreras presidenciales. Lo justifican diciendo que quieren volver a sus orígenes, pero la fotografía real es demoledora para Harris, miren: 

1992: Bill Clinton
1996: Bill Clinton
2000: Al Gore
2004: John Kerry
2008: Barack Obama
2012: Barack Obama
2016: Hillary Clinton
2020: Joe Biden
2024: Ningún candidato.

Tristan Justice, en The Federalist, hace recuento de las presiones de sindicatos del periódico, columnistas, políticos, actores, y demás criticando airadamente la decisión del Post y anunciando incluso su baja del periódico. Y es que, como explica el periodista, los «izquierdistas sufrieron un colapso el viernes» al enterarse de la noticia. Quizá alguien en el Post ha visto que hora de saltar del barco y es posible que esto que cuenta J. T. Young en The American Spectator tenga algo que ver: «Encuestas recientes muestran que la desconfianza de los estadounidenses hacia los medios de comunicación tradicionales está en su nivel más alto de todos los tiempos. La única sorpresa es que no sea mayor. El sesgo de los medios de comunicación tradicionales en Estados Unidos es tan constante que ya no cubren las noticias desde un lado, sino para un lado». «A los medios de comunicación del establishment estadounidense les encanta esconderse detrás de la Primera Enmienda», concluye, «sin embargo, no puede haber libertad de prensa si no hay libertad en la prensa«

Hora de tomar nota.

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