El debate de los precandidatos presidenciales del Partido Republicano estuvo marcado por el ausente, Donald Trump, que aseguró que ya es suficientemente conocido como para explicar de nuevo de qué pie cojea. Por si fuera poco con un debate descafeinado, el expresidente decidió contraprogramarlo con una entrevista en Twitter con el archiconocido periodista Tucker Carlson, presentador estrella de Fox News hasta que fue purgado la pasada primavera. Entre los periodistas conservadores, algunos como Daniel J. Flynn en The American Spectator consideran que su ausencia en el debate fue un grave error, porque «le da a Joe Biden una excusa fácil para retirarse de los debates de las elecciones generales«.
Shawn Fleetwood aseguró en The Federalist que solo DeSantis y Ramaswamy «entendieron a sus bases». «Ambos candidatos también enfatizaron la importancia de priorizar las fronteras de Estados Unidos sobre las de otros países, y DeSantis dijo que utilizaría activos militares contra los cárteles que operan a través de la frontera entre Estados Unidos y México», señala, mientras que «los otros seis jefes parlantes aparentemente no saben qué hora es ni les importa».
Con este panorama, con la mayor parte de los precandidatos enredándose en bobadas de política exterior o tratando de zancadillear a Trump, no es de extrañar que la crítica más ácida e inspirada a Joe Biden llegara de fuera del debate, de mano del expresidente republicano: «Creo que es peor mental que físicamente, y físicamente no es exactamente un triatleta», recoge Tristan Justice en The Federalist. Tras insistir en que se trata del «peor presidente de la historia» de Estados Unidos, Trump respondió así ante la pregunta de una posible reelección: «Tenemos un presidente que no puede juntar dos frases, no puede hablar, no puede caminar».
«En el último conjunto de encuestas de RealClearPolitics«, recuerda Justice, «Trump lidera las primarias republicanas por más de 40 puntos«.
En un análisis repleto de pesimismo, Jude Russo afirma en The American Conservative que «Ramaswamy parecía ser la única persona en el escenario que se estaba divirtiendo, tal vez porque tiene la relación más sencilla con el punto focal permanente del Partido Republicano, el expresidente Donald Trump. Todos los demás tuvieron que explicar por qué se están volviendo contra el hombre con quien trabajaron en política». Para el autor el debate dejó dos claves: «Ron DeSantis tuvo una mala noche, lo que agravó lo que parecía una campaña poco meditada desde el principio»; la otra es «cuán incoherente es la línea del Partido Republicano sobre el aborto y cuán visiblemente cretinos son algunos de los supuestos grandes del partido». Russo coincide con Ramaswamy en definir la actual encrucijada de Estados Unidos como «un momento oscuro».
Tampoco lo ve claro Debra J. Saunders en The American Spectator, que pese a sus críticas a Trump, tampoco está seguro de que alguno de los precandidatos esté haciendo algo útil para ganarse el voto de las bases republicanas: «Si las primarias de 2024 se centran en los agravios de Trump en 2020, gana el presidente Joe Biden«.
Por último, los editores de National Review ponen el acento en la ausencia de triunfadores en el debate. Entre otras cosas, señalan, porque los candidatos estaban bastante de acuerdo en la mayoría de los asuntos, pero cuando no lo estaban, «la conversación se volvió confusa», y un buen ejemplo es el intercambio de golpes entre Mike Pence y Nikki Haley en la prohibición del aborto después de 15 semanas. Haley dijo que tal medida «requeriría consenso» y Pence aseguró que «requeriría liderazgo». De modo que los telespectadores se quedaron al respecto exactamente igual que antes de comenzar el programa.
«Trump no estaba allí«, añade National Review, «ha defendido su ausencia alegando que está ganando cómodamente las encuestas», pero «ninguno de sus supuestos rivales –ni siquiera Christie, que lo atacó por otros temas– lo criticó por ello. Nadie fue tan torpe como para insistir en el hecho de que Trump perdió las elecciones de 2020». Y al fin, en la carrera presidencial republicana todo encalla una y otra vez en el 6 de enero. Trump, en una extraña y surrealista interpretación de los hechos, dijo el miércoles a Carlson que allí hubo «mucho amor», mientras que destacan los editores que DeSantis «expresó su deseo de ‘seguir adelante’ con las controversias del 6 de enero». «Pero eso no puede suceder si Trump es el candidato republicano en 2024», concluye el editorial. «Trump no seguirá adelante, y los demócratas tampoco. Por alguna razón, DeSantis no logró aclarar el punto obvio: pasar del 6 de enero requiere, por lo tanto, dejar atrás a Trump. Es posible que los votantes republicanos no estén dispuestos a hacer eso. Seguramente no lo harán si ninguno de los rivales de Trump se lo pide».