En los últimos días circulan por las redes diferentes intervenciones públicas surrealistas de Kamala Harris, a veces tan extrañas e incomprensibles que los usuarios sugieren que podrían estar modificadas con IA. Lo cierto es que es peor la original que cualquier edición de inteligencia artificial. La candidata titubea, se parte de risa cuando nadie lo espera y se muestra completamente incapaz de hilvanar ideas o comentar cualquier asunto que no tuviera previamente memorizado. Los líderes de opinión demócrata ya se han dado cuenta. En el aire se mantiene la difícil pregunta sobre cuántos votantes demócratas, además de percibirlo, apostarán por darle la espalda.
Kamala Harris es «demasiado estúpida» para ser presidenta, señala Kylee Griswold en The Federalist. El autor analiza la intervención de la candidata en el programa-asamblea Latinos Ask que emitió recientemente Univision. «Kamala Harris ni siquiera puede explicar por qué merece su voto», prosigue, «lo mejor que puede decir es que es una mujer de color y no Donald Trump ni Joe Biden, aunque tampoco se le ocurre nada que hubiera hecho de manera diferente a Joe en los últimos cuatro años».
«Sí, el país se ha ido al traste bajo su liderazgo, desde la política exterior hasta la invasión de la frontera, la economía y el ejército», añade, antes de destacar que, en realidad, «el fenómeno Kamala es demasiado estúpido para expresarlo con palabras». «Harris no sólo es desarticulada, sino que también es antipática. Es como Barack Obama sin inteligencia, Hillary Clinton sin cerebro, Joe Biden sin la fachada del encanto». «Ningún acento falso convencerá a los estadounidenses astutos de que le importa», zanja.
No obstante, Griswold no está seguro de que todo eso importe demasiado. «Los partidarios de Harris parecen ser de dos razas diferentes pero igualmente leales. La primera es gente tan consumida por el odio a Trump que elegiría un calcetín sucio». «El segundo son los buscadores de vibe. Las madres suburbanas que se sintieron un poco tristes cuando se revocó Roe contra Wade, los estudiantes universitarios blancos que todavía usan mascarillas, las personas que dicen palabras como aliado y equidad sin ironía, y los simps con títulos en estudios de género que aman a Tim Walz porque es tan relatable«.
Por su parte, David Catron asegura en The American Spectator que Harris se está disolviendo en medio de una «repentina ola de realidad económica». Sorprende precisamente el hecho de que no parece estar conquistando el voto latino: «Según el Times, Hillary Clinton obtuvo alrededor del 68% de este bloque crucial de votantes en 2016 y Biden recibió el 62%o de sus votos en 2020. La encuesta del Times muestra que Harris tiene dificultades con estos votantes, de los cuales solo el 56% la apoya en la actualidad».
Cuando la candidata dice «Creemos en un futuro en el que cada persona tenga la oportunidad no solo de salir adelante, sino de salir adelante», «recordamos que ha sido vicepresidenta durante casi cuatro años y que todos son más pobres». Podría echarle la culpa, de alguna manera, a Biden, pero «no después de que dijera ”no se me ocurre nada” cuando se le preguntó si hubiera hecho algo diferente que el presidente Biden durante los últimos cuatro años. Esa única respuesta puede haber acabado con su campaña». «De hecho, se podría decir que está en peor situación que Biden porque no tiene la edad ni la enfermedad a las que atribuir su incompetencia», concluye.
Entretanto, Jim Geraghty relata en su resumen de medios diario para National Review cómo los «ataques de ansiedad de los demócratas» se están acelerando a medida que se aproximan las elecciones. El autor ya advirtió la semana pasada de que los de Harris están cada vez más nerviosos, pero ahora aporta nuevas razones para confirmar esta deriva. Entre otras figura el hecho de que «Trump ha acortado la brecha en las encuestas nacionales de NBC News , CBS News y ABC News», incluso la CNN insinúa que Harris está en problemas frente a Trump; Politico, Maureen Dowd en New York Times, y otros protagonistas del ala izquierda redoblan esfuerzos para convencer a los suyos de que no deberían «entrar en pánico» por las encuestas. «Uno podría pensar que los lectores de los columnistas liberales se encuentran en una situación desesperada», señala Geraghty.
En la misma línea se manifiesta «el periodista Mark Halperin», detalla Jason Cohen en The Daily Caller, quien «dijo el lunes que los últimos comentarios de la vicepresidenta Kamala Harris sobre el expresidente Donald Trump indican que su campaña podría estar encaminándose hacia el fracaso”. “Según los promedios de RealClearPolling«, concluye el autor, «Trump actualmente tiene pequeñas ventajas en seis de los siete principales estados en disputa, y Harris sólo lidera levemente en Wisconsin».
La alerta demócrata tiene sentido. Crece la sensación de que, más allá del respaldo o no que los electores vayan a concederle al final, en este punto propios y ajenos se ríen y avergüenzan de ella a partes iguales.