El Gobierno de España presume de ser el más verde, descarbonizado y prohibicionista en materia climática mientras Finlandia, por ejemplo, puso en marcha en primavera el mayor reactor nuclear de Europa, después de 13 años de obras, y Alemania, que ha cerrado sus tres últimos reactores nucleares, ha aumentado la generación de energía mediante la quema de carbón extraído de nuevas minas. España, en un ejemplo de compromiso con todas las COP habidas y por haber, cierra centrales nucleares y centrales térmicas. Ni carbón, ni uranio; sólo aerogeneradores de docenas de metros de altura y hectáreas de campos cubiertas por placas solares.
Aunque está en funciones, el Gobierno del PSOE y de Unidas Podemos no detiene sus planes de aplicar la transición energética. El BOE del sábado 19 de agosto publicó una resolución de la Dirección General de Política Energética y Minas, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que desempeña Teresa Ribera, por la que autoriza a Endesa el cierre y desmantelamiento de la mayor central térmica de carbón que queda en España, la de As Pontes, en la provincia de La Coruña.
Esta central, que empezó a construirse en 1972 y se inauguró en 1976, tiene cuatro ciclos convencionales de carbón que suman 1.468 MW de potencia y un ciclo combinado de gas natural de 800 MW. Su chimenea tiene 356 metros de altura y es de las más altas de Europa. En 2008, la empresa le añadió un ciclo combinado que funciona con gas natural, combustible que también quiere eliminar la Unión Europea. También se redujeron sus emisiones contaminantes de los residuos de carbón.
Aunque la central de As Pontes podía cubrir el 5% de la demanda nacional de electricidad y daba empleo a más de un centenar de personas, estaba marcada por los objetivos de los Gobiernos del PP y del PSOE de erradicar toda industria relacionada con el carbón. Por tanto, en 2019 Endesa solicitó al Gobierno permiso para cerrarla y desmantelarla. Sin embargo, la ayutorización se aplazó debido a la guerra de Ucrania. La empresa REE, encargada de la gestión del mercado eléctrico, ha asegurado que la desaparición de sus 1.468 MW de potencia del sistema ya no ponen en riesgo el suministro de electricidad a los consumidores españoles, sean empresas o particulares; y en consecuencia el Gobierno lo acaba de autorizar.
A pesar de su mala fama, As Pontes está en funcionamiento y dando dinero. En estos momentos le queda la mitad de una carga de 200.000 toneladas de carbón, que durará hasta octubre. Dado el precio actual del MWh, que supera los 110 euros en España, es rentable. Pero tanto el Gobierno como Endesa están de acuerdo en cerrarla, lo que ocurrirá en los próximos meses.
El Gobierno ya voló otras centrales
El desmantelamiento de todas las instalaciones puede durar unos tres años y dejará imágenes tan espectaculares como las ya producidas en las voladuras de las instalaciones de las térmicas de Velilla (Palencia), La Robla (León) y Andorra (Teruel). En alguna de estas ocasiones, la destrucción de la fuente de empleo en la comarca la celebraron con gritos varios asistentes, un ejemplo de la inconsciencia de muchos españoles ante su futuro.
El Gobierno y las empresas propietarias de estas centrales, que son Iberdrola y Endesa aseguran que habrá inversiones multimillonarias y que se instalarán nuevas industrias en los solares. En el caso de As Pontes, los portavoces del Ministerio y de Endesa aseguran que se desembolsarán casi 2.700 millones de euros en inversiones que darán trabajo directo a 1.300 personas. Es decir, la creación de cada empleo costará dos millones de euros. Y las industrias alternativas, gestionadas por las mismas empresas, serán parques eólicos y hasta solares.
Los españoles, por iniciativa gubernamental, somos los abanderados del ecologismo en el mundo, como se nota en la factura de la electricidad y en las listas del paro.
