El Gobierno en funciones sigue cumpliendo inexorablemente con la eliminación de centrales y reactores nucleares que impone la Agenda 2030 y el ecologismo que profetiza una «catástrofe climática» para los países ricos. Todo ello a pesar de que Europa volvió a considerar la energía nuclear como una de las tan alabadas «energías verdes» ante los problemas de abastecimiento energético que presentaban muchos de los países miembros, incluido España, aunque el Ejecutivo de momento prefiera hacer oídos sordos.
Hace unos días vivimos en Cataluña un perfecto ejemplo de lo que supone la guerra a la energía nuclear a nivel energético y también para el Medio Ambiente: tal y como cuenta Libre Mercado, una subestación de Red Eléctrica sufrió un problema técnico que obligó a parar los dos reactores de la central nuclear de Ascó. No era un problema en la central y los reactores se detuvieron de manera inmediata al producirse el fallo en la red eléctrica, cumpliéndose escrupulosamente con todas las medidas de seguridad necesarias en las centrales nucleares.
La central nuclear de Cofrentes estaba en su parada programada para recarga de combustible, hecho que se produce cada dos años y que esta vez coincidió casualmente en el tiempo con el parón de Ascó. Nos encontramos de repente con tres de los siete reactores nucleares sin producir electricidad, lo que supuso tener que quemar más gas para abastecer la demanda de electricidad en nuestro país.
