Alemania es una de las grandes potencias industriales del planeta, la primera de la Unión Europea, y la crisis energética está provocando un verdadero caos en una economía que ya tiene la recesión al alcance de la mano.
Este promete ser un invierno muy, muy duro. Los principales institutos de previsión económica han emitido un informe conjunto este jueves en el que prevén una contracción sin precedentes del 7,9% del Producto Interior Bruto (PIB) del país en caso de se materialicen una serie de riesgos.
«El reducido suministro de gas desde Rusia (…) ha incrementado el riesgo de que el restante y los volúmenes de almacenamiento en el invierno no sean suficientes para cumplir con la demanda», han avisado los institutos IFO de Munich, DIW de Berlín, IfW de Kiel, IWH de Halle y RWI de Essen.
De esta forma, en el escenario más negativo y de riesgo (si el país no logra reducir su consumo de gas y existe una escasez de suministro, y los institutos estiman que la economía caerá un 7,9% en 2023, mientras que en 2024 se hundirá otro 4,2%.
Pese a estos augurios, el escenario base es diferente. Los institutos esperan un crecimiento económico del 1,4% este año, frente al 2,5% previsto hace tres meses, mientras que para 2023 se registrará una recesión del 0,4%.
Dentro de estas previsiones base, los institutos consideran que la inflación media en Alemania para este año será del 8,4%. En 2023, debido a la situación energética, se acelerará aún más hasta una media del 8,8%, aunque para 2024 retrocederá hasta el 2,2%. Es una abultada diferencia en comparación con junio, cuando los organismos preveían una inflación del 6,8% este año y del 3,3% en 2023.