En el último momento, Sánchez ha echado mano de una enmienda a una ley sobre violencia de género para conseguir aprobar los presupuesto, y la polarización de nuestras cabeceras puede apreciarse en el modo en que informan de esta iniciativa.
Borren eso: no hay tal ‘polarización’; todo el mundo entiende que es una añagaza indecente salvo el diario que se ha convertido en el Pravda soviético del sanchismo, El País cuyo prestigio está destrozando minuciosamente Soledad Gallego. Contrasten.
El País: ‘El Gobierno halla la vía para desbloquear el presupuesto’, que se diría que ha programado el GPS y ahora va por la M-30 porque La Castellana está cortada.
El Mundo: ‘Sánchez urde un fraude para burlar el veto del Senado a su Presupuesto’. Quizá adviertan cierto imperceptible matiz de diferencia, algún sesgo apenas perceptible.
La otra noticia es que ayer hubo un rifirrafe en el Congreso entre el expresidente Aznar y varios diputados. Y, una vez más, parece no haber demasiado acuerdo sobre cómo fue aquello.
Para el ‘diario de reverencia’, ‘Aznar niega la corrupción del PP en una sesión tormentosa’, debajo de la foto de un Aznar que mira hosco, casi amenazante a la cámara junto al siempre sonriente Casado. En El Mundo, en cambio, sonríe desenfadado el expresidente, en un gesto cariñoso con el joven líder del PP. ‘Aznar exhibe su vuelta al PP con un duro ataque a Iglesias’. Una vez más, se diría que no hablan de lo mismo.
Para La Razón, la cosa es algo más difícil, por ser el diario oficioso del Partido Popular y que como tal ha pasado por todos los altibajos del partido en su visión del expresidente. En la foto, Aznar tiene algo de ‘capo di tutti capi’ dando su bendición al joven jefe de una da las ‘famiglias’. Titula: ‘Aznar vuelve: se desvincula de la corrupción y hará campaña con Casado’.
ABC sigue con los suyo de la dichosa tesis: ‘La empresa que utilizó Moncloa para defender a Sánchez acusa al Gobierno de manipulación’.