Cristian Terheș empezó a ser conocido por su lucha contra la vacunación obligatoria. Este eurodiputado rumano alzó pronto la voz contra las tropelías de sus compañeros socialistas. En mayo de 2020 pidió pasar a formar parte del Partido Nacional Campesino Cristiano Demócrata, animado por la defensa de la libertad en unos meses de locura intervencionista. Así las cosas, desde entonces defiende sus ideas en el Parlamento Europeo.
Voz autorizada dentro del grupo de conservadores y reformistas europeos (ECR), Terheș acudió la semana pasada a Madrid para los días de estudio del grupo conservador. En la capital de España, el europarlamentario rumano participó en una mesa redonda junto a Zdzisław Krasnodębski. Titulada como «el futuro de Europa», su colega polaco aseguró que «aunque las naciones conservadoras deben hacer oposición a la agenda de las élites de Bruselas, son las naciones católicas las que tienen mucho que decir. Italia, España y Polonia siguen viviendo con su herencia cristiana, aunque sus gobernantes no lo representen adecuadamente en Bruselas».
Volviendo a Cristian Terheș, La Gaceta pudo entrevistarlo a raíz de su poderosa intervención en aquellas jornadas. Preguntado sobre la inmigración ilegal y las raíces cristianas de Europa —vertebradas por la caridad y la justicia—, el político de Rumanía asegura que «en el Antiguo Testamento hay muchísimas referencias sobre acoger al extranjero. Dios le dice en muchas ocasiones a los judíos que acojan a los inmigrantes, porque el mismo pueblo judío vivía caminando. La historia de la Salvación es una historia de camino». A lo que Terheș añade: «Fíjate: también Dios pide a algunos profetas que abandonen sus pueblos, que dejen sus familias y salgan al encuentro».
Sin embargo, en palabras de Terheș, Europa debe mirar también la otra cara de la moneda: «El cristianismo es la religión de la diáspora evangelizadora, por eso debemos acoger a los que vienen. La Iglesia, y ahí estoy de acuerdo con el Papa, debe estar a favor de los inmigrantes. Ahora bien: El debate no es si acoger o no acoger. El debate está en la forma, en el orden, en la capacidad«.
Una cuestión en la que el eurodiputado ahonda echando sencillas cuentas. «Si yo tengo en mi casa dos habitaciones libres, podré invitar a dos personas a vivir conmigo. Pero no puedo invitar a 200 personas. Con nuestros países es exactamente igual: podemos aceptar a los que podemos acoger, pero no a más. Es irresponsable decir que pueden venir todos porque no es verdad. Y decir la verdad también es una cosa muy cristiana».
En relación con el futuro de Europa, que debe prestar atención a su pasado, Terheș no duda en lanzar una crítica a la presidenta Von der Leyen. “Ella no dijo nada de valores cristianos en su primer discurso. Habló de la filosofía griega y el derecho romano. Pero nada de las raíces cristianas. Cuando Francia y Alemania se sentaron a negociar, los políticos eran cristianos, creían en la reconciliación. Uno de ellos era Schuman, que está en proceso de beatificación. Y todos ellos creían en la persona: no en los estados o los partidos, no. En las personas”.
Una contradicción a la que han llegado las actuales élites de Bruselas. «En la UE se habla de “derechos humanos”, y en ellos se parapetan los sentimientos. No hay hombre o mujer sino sentimientos. No hay soberanía nacional sino soberanía europea, decía Macron. Y esto no es la Unión Europea, esto no responde a deseo de los europeos y de los padres fundadores», zanja Terheș.
Como conclusión, preguntado por la solución que podría reorientar el rumbo de la Unión Europea, Terheș asegura que sólo existe una receta: «La libertad contra la opresión, la democracia contra la tiranía. No debemos defender más Europa sino mejor Europa. Los conservadores debemos restaurar el valor auténtico de Europa».
