Uno de los efectos colaterales más brutales de la pandemia fue el cierre total de la economía con la declaración del Estado de Alarma decretado el 14 de marzo de 2020 en toda España. El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el antiguo INEM, fue el organismo encargado de tramitar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. Mientras el Gobierno, a través de su ministro de Trabajo -Yolanda Díaz-, transmitía un mensaje de triunfalismo absolutamente injustificado, miles de personas -muchas de la misma familia- se encontraron durante meses sin ingresos y sin un lugar al que acudir para que les dieran información. ¿Con qué medios contaba el SEPE? ¿Cómo se gestionó la crisis? ¿Cómo queda el SEPE con los nuevos Presupuestos Generales del Estado?
De todo esto hablamos con José Ramón Riera, economista, empresario y miembro del Comité Ejecutivo del Foro Séneca, tal y como venimos haciendo en nuestra serie de entrevistas sobre gasto público.
—Hasta el año pasado, el que no había estado nunca en el paro sabía más bien poco sobre el SEPE. Llegada la pandemia y los famosos ERTE, todo el mundo empezó a hablar del SEPE. ¿Qué es el SEPE exactamente?
—El SEPE es un organismo autónomo dependiente del Ministerio de Trabajo dedicado al fomento e inserción de empleo, la estabilidad laboral y a establecer las políticas de formación profesional adecuadas para ello, junto con la promulgación de las normativas necesarias para el cumplimiento de estos tres temas. El SEPE también recibe las peticiones de las empresas para cubrir puestos de trabajo y, además, se encarga de reconocer, tramitar y pagar las prestaciones por desempleo.
—El 14 de marzo de 2020 se produjo un tsunami en toda España cuando se cerró la actividad económica y empezaron a presentarse Expedientes de Regulación Temporal de Empleo – ERTE-. Los empleados del SEPE se quejaron mucho de la avalancha de trabajo y de la falta de medios. ¿Cuántos trabajadores había en el SEPE el 14 de marzo de 2020?
—Está claro que nadie está preparado para gestionar una circunstancia así de la noche a la mañana, pero tampoco se presentaron todos los ERTE ni la primera semana, ni los primeros 15 días. Por otro lado, un ERTE por causa de fuerza mayor derivado de covid-19 tiene una tramitación mucho más ágil y rápida que un ERTE normal, porque no exige ni la tercera parte de sus requisitos. Se ha hablado mucho de la falta de personal del SEPE. Al inicio de la pandemia había 7.000 personas en plantilla, de las cuales 1.306 estaban dispensadas de sus obligaciones laborales por cuidado de menores, de dependientes o afectados por el covid. El 30 de junio ya se dio la cifra de 8.545 trabajadores, es decir, ya se había ampliado la plantilla; quitando las bajas, había muchas más de 7.000 personas trabajando.
«El trabajo que hicieron las gestorías fue increíble y estas empresas, muchas de ellas muy pequeñas, no podían aumentar su plantilla como hizo el SEPE»
—Pero también hubo contratas externas.
—Sí, además se recurrió a distintas subcontratas, como TRACSA que es una empresa estatal, a medida que el Gobierno iba reconociendo nuevas prestaciones. O sea, que en realidad los recursos de personal con los que contó el SEPE para afrontar la crisis fueron más de las 8.545 personas. En los presupuestos de este año han reforzado otra vez la plantilla y sigue funcionando francamente mal.
«El inmenso retraso en la gestión del SEPE fue un desastre absoluto. Mientras unos cobraban de más, otros nunca cobraron»
—Entonces, si se contrató más personal y se tiró de otras empresas del Estado, ¿cómo se pudo gestionar tan mal, hasta el punto de que hay gente que todavía no ha cobrado?
—No hay excusa para que el caos haya durado tanto tiempo con el incremento de personal que hemos comentado.
Hay que recordar que los ERTE ya existían, que no los inventó Yolanda Díaz como nos hicieron creer. Ésta es otra de las grandes mentiras de este Gobierno.
En el ERTE por fuerza mayor covid-19 no había que aportar la documentación que se aporta en un ERTE normal, que es bastante extensa y que requiere unos plazos determinados, junto con notificaciones, reuniones con los trabajadores, sindicatos en su caso y todo es mucho más largo y farragoso. Pero sí, llegaron a estar en ERTE 900.000 personas y, sin duda, fue mucho trabajo.
De todas maneras, se podía haber gestionado mejor. A mi juicio, y esto es un error muy común en casi toda la administración pública, el problema reside en que no se recurre a criterios de gestión empresarial; si se hubiera hecho, la gestión habría sido mucho más eficiente.
Por otro lado, y ahí se produjo el colapso total, hubo un solapamiento entre la tramitación de los ERTE recibidos y el final del Estado de Alarma. Es decir, todavía no se habían tramitado miles de prestaciones por desempleo por ERTE, cuando las empresas reiniciaron su actividad y ya estaban mandado las bajas de ese mismo ERTE de todos o de algunos de sus empleados, ya fuera jornada total o parcial. Esto podía significar tener que dar de nuevo de alta un ERTE parcial. Para todo esto se requería una administración ágil y eficaz, y la nuestra no se caracteriza precisamente por eso. Si a esto le sumamos las incidencias lógicas que se pueden dar en cualquier expediente, el caos ya lo tienes.
«Por el ciberataque hemos sabido que el SEPE no contaba con la estrategia de ciberseguridad que la ley establece»
—Por eso, mucha gente cuando consiguió cobrar la prestación, la siguió cobrando cuando ya estaba trabajando ¿no?
—Exacto, debido al inmenso retraso en la gestión del SEPE, no se habían actualizado los datos de baja del ERTE y cese de la prestación y siguieron recibiendo dinero en su cuenta cuando ya estaban trabajando con normalidad. Luego tuvieron que devolver el dinero. Fue un desastre absoluto. Mientras unos cobraban de más, otros nunca cobraron.
—Sí, pero ante ese caos y con 8.454 personas en plantilla, más contratas externas, como TRACSA, la ministra de Trabajo dijo en el Congreso que todo el mundo había cobrado su ERTE y que el que no lo había cobrado era por culpa de las gestorías.
—Eso, además de ser una mentira evidente, fue una irresponsabilidad de Yolanda Díaz. El trabajo que hicieron las gestorías fue increíble y estas empresas, muchas de ellas muy pequeñas, no podían aumentar su plantilla como hizo el SEPE. Fue una irresponsabilidad más de la ministra. Es inconcebible que esta mujer tenga tanto predicamento y, además, haya sido premiada promocionando a vicepresidente del Gobierno de España. Es inexplicable.
—El 9 de marzo se detectó un ciberataque que dejó el SEPE bloqueado más de un mes paralizado e incomunicado, no sólo con el ciudadano, sino con la Seguridad Social. ¿Cómo puede estar tan desprotegido un organismo del cual depende tanta gente?
Por este tema del ciberataque hemos sabido que el SEPE no contaba con la estrategia de ciberseguridad que la ley establece: los certificados de seguridad exigidos por el CNI. Ésta es la situación de un órgano que durante el último año ha tenido la responsabilidad de tramitar millones de euros para el pago de las prestaciones. Por esta circunstancia, miles de personas que se habían apuntado al paro en marzo, no cobraron en el mes de abril y ya veremos en mayo. Imagina la gente que ya llevaba retraso en el cobro, que son muchísimos. Es un desastre tras otro. Hace poco en Twitter vi que el Director General del SEPE criticaba la gestión de Ayuso. Hay que tener mucha cara, la verdad.
«Al Gobierno socialcomunista no le interesa que los parados se puedan reciclar para volver al mercado laboral mejor preparados»
—Hablemos de presupuesto y veamos en qué se emplea el dinero del SEPE. ¿Cuál es la característica más importante de los presupuestos de 2021 respecto de los presupuestos de Montoro?
Los presupuestos de Montoro para el SEPE, que no se han cumplido por razones lógicas que hemos comentado por el tema de la pandemia, eran de un total de 23.406.192.570 € y para el 2021 son de 31.460.011.110 €, es decir, ha habido un crecimiento neto de 8.053.818.540 €, que supone un incremento porcentual del 25%.
Lo más llamativo de los nuevos presupuestos para el SEPE es la distribución que se hace de ese dinero, porque cambia por completo el concepto de este organismo. Un organismo que hasta ahora tenía un contenido político evidente de promoción de inserción laboral, formación profesional del trabajador y fomento del empleo, ahora veremos que, en la práctica, se ha convertido en un organismo dedicado a pagar prestaciones y poco más.
En los presupuestos de 2021, se destina 418 millones de euros menos a la partida para Formación Profesional para el Empleo, sabiendo que tenemos medio millón de parados más. Este dato ya lo dice todo. Está claro que al Gobierno socialcomunista no le interesa que los parados se puedan reciclar para volver al mercado laboral mejor preparados y que tengan más opciones para trabajar, lo que quieren es borregos. Lo que se ha hecho ha sido transformar un organismo como el SEPE en un organismo que simplemente tramita prestaciones, pero que no ayuda al parado a salir de su situación. También se quitan empleados que estaban dedicados a la Inserción Laboral para incrementar los dedicados a la tramitación de prestaciones por desempleo. Todo esto en un año en el que la plantilla total del SEPE aumenta otra vez en 1.337 personal para llegar casi 10.000.
—En los presupuestos generales del Estado hay contemplados 1.188.070.000 € euros para el SEPE, cómo Mecanismo de Resiliencia ¿cómo se van a articular estos fondos para que los españoles se vean beneficiados realmente por este dinero?
—No lo sabe nadie, ni creo que la propia Yolanda Díaz. Ahora mismo es una gran incógnita, porque, aunque en los PGE ponen unas líneas estratégicas para utilizar estos fondos, todavía excepto el Gobierno, nadie sabe cuáles son los planes exactos. Quizás algunas empresas del IBEX amigas de Moncloa tengan algún conocimiento más profundo de cómo se van a repartir esta cifra de Millones de €, pero, o estás en el circuito de Moncloa/Iván Redondo, o es casi imposible saber cómo se van a usar esos fondos.
«Veo imposible que antes de julio llegue un solo euro de los fondos europeos y lo que llegue, que ya veremos cuánto se nos aprueba, llegará para el último trimestre del año»
—¿Qué empresas podrán optar a los proyectos?
En teoría, cualquier empresa radicada en España al corriente de pago con el Estado va a tener derecho. En la realidad, dudo que alguna Pyme pueda optar algo de estos fondos. Todo lo que sale a la luz, que es muy poco, hace pensar que estos fondos no están pensados para Pymes, que están pensados para Grandes Empresas y, si es así, si alguien cree que se van a crear 800.000 puestos de trabajo con estos fondos, que espere sentado.
—La pregunta del millón ¿cuándo van a llegar los Fondos Europeos del Mecanismo de Resiliencia?
—La verdad es que no lo sabe ni el Gobierno, porque si ya lo supiese estaría en modo factoría de ventas colocando todos los días una gran noticia en los titulares de los medios de comunicación.
Recuerda que para que lleguen los Fondos, lo primero que hace falta es que esos Fondos existan. Para existir, se tiene que emitir Deuda desde la Unión Europea, acontecimiento que ocurrirá por primera vez y que Europa todavía no ha anunciado la fecha de la emisión de la misma.
Por otro lado, ahora mismo, se está en fase de recibir propuestas de los países, propuestas que tienen que ser discutidas con los responsables de la Unión Europea. La burocracia europea no se distingue tampoco por su velocidad y, por lo tanto, pensando que ya estamos en mayo, veo imposible que antes de julio llegue un solo euro y lo que llegue, que ya veremos exactamente cuánto se nos aprueba, llegará para el último trimestre del año.
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