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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El amigo de la ministra de Justicia, del estrado al banco de la defensa

El hombre que fue expulsado de la carrera judicial por ordenar unas escuchas en el caso Gürtel lamenta que se juzgue ahora una conversación de hace nueve años. 

El pasado 18 de septiembre hablaba. Lo hacía para negar las acusaciones contra él en el caso Villarejo -se le acusaba de haber intermediado para evitar la extradición a Guatemala de un empresario español- y para denunciar la existencia de una campaña de desprestigio contra su amiga y todavía ministra de Justicia, Dolores Delgado.

Apenas 48 horas después las palabras del exjuez y abogado Baltasar Garzón quedaban eclipsadas por la aparición de los audios de una comida en la que, en contra de lo que había aseverado la ministra de Justicia, se hacía evidente la buena sintonía de Garzón, Villarejo y Delgado. Después, varias horas de silencio del exjuez. Lo rompe este miércoles al defender en una entrevista en la Cadena SER la integridad de la ministra, la presunción de inocencia del comisario Villarejo -para muchos exponente de las áreas más turbias del Estado- y la normalidad de una comida que, lamenta Garzón, “todo el mundo juzga nueve años después”. Curioso lamento teniendo en cuenta que viene del exjuez de la Audiencia Nacional que fue condenado y expulsado de la carrera judicial por haber ordenado la grabación de conversaciones entre abogado y cliente en el marco del caso Gürtel…

Así, y con las conversaciones desveladas por Moncloa.com en las portadas de toda la prensa nacional -en todas menos en la del diario El País-, la figura de Garzón vuelve de nuevo a la palestra (si es que alguna vez se alejó de ella). Pero, ¿qué hay del Garzón que hace años salió de la Audiencia Nacional por la puerta de atrás?

Amigo de Dolores Delgado desde 1993, los caminos de Villarejo y Garzón se cruzaron un año más tarde cuando, tal como recuerda este miércoles el diario El Mundo  , el excomisario y detective reveló al juez la existencia de una investigación -el informe Veritas– ordenada contra él por la hoy ministra de Interior, Margarita Robles, según palabras de Villarejo.

Cada uno siguió con sus carreras -judicial, policial y a ratos política- hasta que en febrero de 2012 Garzón fue expulsado de la judicatura por las escuchas del caso Gürtel. Meses después nacía el despacho de abogados del exjuez, el hoy relevante ILOCAD (International Legal Office for Cooperation & Development – Oficina Legal Internacional para la Cooperación y el Desarrollo). Un despacho que, según información de El Confidencial facturó en el ejercicio 2017 5.378.724 euros y suma activos por valor de 4 millones. ¿Haciendo qué?

Según la información del digital, prestando servicios de consultoría, por ejemplo, a clientes de la Banca Privada de Andorra implicados en casos de blanqueo de capitales. “El procedimiento estaba relacionado con la decisión de la justicia del Principado de bloquear los 200 millones de dólares que tenía en la entidad el empresario venezolano Diego Salazar, primo de Rafael Ramírez, el superministro del Petróleo de Hugo Chávez”.
Pero hay más: El bufete de Garzón participó en la defensa del arrepentido del PP valenciano Ricardo Costa, que decidió confesar y colaborar con la Justicia, estrategia contraria a la que sostenía antes de que el bufete del exjuez que ordenó las escuchas de la Gürtel se ocupara de su defensa. “Un abogado próximo al exmagistrado, Manuel Olle, se sumó a la defensa de Costa antes del inicio la vista oral. Y en pleno juicio, un letrado de Ilocad, el exfiscal Juan Barallat, se sentó entre el público junto a la pareja de Costa”, escribe El Confidencial.

Un extremo que confirma y amplía el periodista Luis Herrero, que señala en su programa en EsRadio que el político popular Francisco Granados -también implicado en la trama Gürtel- decidió cambiar de estrategia y señalar a los líderes del PP “cuando Garzón aparece en escena”.

Sandro Rosell

Garzón ofreció, además, sus servicios legales al expresidente del Fútbol Club Barcelona, Sandro Rosell, en prisión desde 2017. Rosell, señala José María Olmo en El Confidencial, “aceptó el ofrecimiento de Garzón y le dejó que asumiera la pieza de situación personal, en la que se dirimen las medidas cautelares de los investigados. Barallat llegó a acudir en junio a la Audiencia Nacional para comunicar que se había sumado a la defensa de Rosell y anticipar que en breve presentaría una nueva solicitud de libertad. Sin embargo, la instructora del caso, la jueza Carmen Lamela, acordó el 29 de junio el procesamiento del exdirigente blaugrana y las gestiones de Garzón quedaron en suspenso”.

Del estrado al banco de la Defensa, el papel de Garzón en la carrera judicial.

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