El robo de teléfonos móviles sigue siendo un problema creciente en Cataluña, aunque en 2024 ha mostrado una leve tendencia a la baja según los datos de los Mossos d’Esquadra. Entre enero y septiembre de este año se han sustraído 40.067 móviles, lo que representa un promedio de 168 robos diarios. Sin embargo, esta cifra es inferior a la de 2023, cuando se alcanzaron 67.579 móviles robados en todo el año, con un promedio de 185 diarios, según informa El Periódico.
Aunque los robos violentos de móviles están disminuyendo, la multirreincidencia sigue siendo un reto. En 2023 hubo 2.331 arrestos relacionados con el robo de móviles, un 17,4% más que el año anterior para los casos de robo con violencia, y 1.139 arrestos por hurto (un 34% más que en 2022). Hasta septiembre de 2024, ya se han realizado 771 arrestos por robo con violencia y 779 por hurto, cifras que indican que la presión policial ha logrado frenar parcialmente la actividad de estas redes.
La facilidad con la que los delincuentes venden estos móviles robados en el mercado negro se debe a que hay una fuerte demanda para ellos, sin importar la marca o estado del dispositivo. Los robos suelen darse en lugares concurridos o en eventos masivos como festivales, donde los ladrones actúan aprovechando el descuido de las víctimas. Los Mossos d’Esquadra han implementado dispositivos específicos para frenar esta práctica, como el que desplegaron en el acceso al Primavera Sound en mayo, donde arrestaron a un hombre acusado de robar 34 móviles en una sola noche.
Una vez robado, el teléfono es generalmente apagado y envuelto en papel de aluminio para evitar el rastreo. Algunos ladrones actúan en solitario, acumulando varios dispositivos, mientras que otros trabajan en equipo y transfieren el móvil rápidamente a cómplices. Tras el robo, el teléfono es formateado con software especializado y vendido en el mercado clandestino, aunque algunos delincuentes usan ingeniería social para desbloquear dispositivos. En 2024, las autoridades desarticularon una red internacional que operaba en España, Argentina, Chile, Ecuador y Perú, dedicada a desbloquear teléfonos y robar la «vida digital» de las víctimas mediante mensajes fraudulentos.
Buena parte de los móviles robados en España terminan fuera del país, en especial en Marruecos, donde se revenden en bazares y por vendedores ambulantes. Los terminales de gama alta, como el iPhone, son altamente codiciados, y varios usuarios han reportado que sus dispositivos localizados desde España estaban en ciudades marroquíes como Rabat o Larache. La policía señala que, una vez en el extranjero, es casi imposible recuperar estos teléfonos, ya que el bloqueo del IMEI no tiene validez fuera de la Unión Europea.
Hace algunos años, otros destinos predominaban en este tráfico ilícito de móviles, como Argelia o Senegal, a los que llegaban mediante rutas que cruzaban Francia o Países Bajos. Sin embargo, el aumento de controles ha cambiado el patrón, y hoy el destino más frecuente es Marruecos, donde los móviles robados son escondidos en vehículos o enviados camuflados en paquetes.