«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cataluña y el relato: cuatro pruebas de la incomparecencia del Gobierno

El Ejecutivo liderado por Mariano Rajoy sigue permitiendo que el separatismo venza en la batalla internacional del relato.


El separatismo lleva décadas internacionalizando su delirio e incumpliendo la Constitución, que solo otorga atribuciones en política exterior al Estado. Liquidado el Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña (Diplocat) con la aplicación del artículo 155 y con parte de sus líderes encarcelados, sigue colando su mensaje y multiplica sus actos por toda Europa sin respuesta, por ahora, del Ejecutivo, que no comparece para defender en el exterior la Verdad y el imperio de la Ley.

Humillación de Alemania

Lo último ha sido el silencio tras el ataque -humillación- a España infringido por la Audiencia Territorial del länder Schleswig-Holstein al poner en libertad al golpista Carles Puigdemont, desatender la solicitud de Pablo Llarena y negar a la justicia española su capacidad para juzgarle por rebelión, y las justificaciones del Gobierno alemán, que en palabras de la ministra de Justicia, Katarina Barley, la cual ahora ha dicho que se trata de un «malentendido», señaló que la decisión era «absolutamente correcta».
El presidente, Mariano Rajoy, se limitó a manifestar que no hacía juicios de valor sobre decisiones judiciales y que no había hablado con la canciller alemana, Angela Merkel. El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, fue más allá y tras tildar de «desafortunadas» las palabras de la ministra, se desdijo, rechazó fomentar el «historial de tensión» con este país e insistió en la necesidad de «despolitizar» este asunto.
Mientras en el Ejecutivo el pesimismo era notable, la alegría en el secesionismo se desbordó visto que los principales medios alemanes destacaban el «revés» a España. La edición digital del semanario «Der Spiegel» recurrió a una terminología habitual del periodismo deportivo y abrió la portada con un artículo titulado «Schleswig derrota a España», en el que señaló que los jueces alemanes desbarataron la argumentación de sus colegas españoles de que Puigdemont promovió por la fuerza la independencia de Cataluña.
El diario «Frankfurter Allegemeine Zeitung», por su parte, consideró que Puigdemont ha ganado una etapa con la Audiencia Territorial alemana y pidió, mientras que el popular «Bild» se limitó a recoger la información bajo el título «Puigdemont sale en libertad condicional». En este sentido, el canal de televisión NTV ha instado al gobierno alemán y a la Unión Europea a intervenir en el «conflicto», y han enterrado la tesis de Rajoy de que es un «asunto interno».

Huida de Puigdemont

La prensa internacional justificó la fuga del expresidente Carles Puigdemont a Bruselas «por motivos de seguridad» y compró su discurso -marcha al exilio vinculada a una persecución política-. Durante su estancia en Bruselas -hasta su detención en Alemania-, pudo viajar a países como Dinamarca o Finlandia.
En estos lugares, solo se encontró la oposición de profesores como Marlene Wind, que le cuestionó la legitimidad del procés y su naturaleza política dentro de la Unión Europa, y le preguntó si «la estrecha mayoría parlamentaria» de los secesionistas era suficiente para proseguir con su proyecto sin vulnerar los derechos del resto.

1 de octubre

La desidia del Ejecutivo se apreció con nitidez durante y tras el referéndum ilegal del 1 de octubre, en el que fracasó al permitir que el separatismo lanzara al exterior la imagen de las urnas -disfrazando la farsa de plebiscito legal-, y de las fuerzas y cuerpos de seguridad -Policía Nacional y Guardia Civil- ejerciendo la violencia legítima para cumplir una resolución judicial, y arrastrara ante toda Europa el prestigio del Estado.
Los principales diarios internacionales destacaron también entonces la «represión» y subrayaron el debilitamiento del Gobierno con titulares como «El golpe de fuerza» (Liberation),  «Cientos de heridos durante la tormenta policial en los colegios electorales de la votación catalana» (Financial Times) o «Madrid lo ha perdido todo» (Le Soir). Además, la Comisión Europea, pese a reiterar su apoyo al «orden constitucional» en España, llamó «a todos los actores relevantes a pasar de la confrontación al diálogo» y aseguró que «la violencia nunca puede ser un instrumento en política».

La respuesta de la sociedad civil

Es la sociedad civil la que se ha movido ante el secesionismo y la pasividad del Ejecutivo. Se demostró tras la histórica y luminosa jornada en Barcelona el 8 de octubre, día en el que los españoles silenciados salieron en masa -más de un millón de personas- tras tantas humillaciones y para exigir el fin de la impunidad del delito.
Además, entidades como Societat Civil Catalana (SCC) desmontaron con ironía la producción insidiosa elaborada por Òmnium Cultural y titulada Help Catalonia. Save Europe (Ayuda a Cataluña. Salva a Europa) en la que una chica con los ojos llorosos pedía ayuda a Europa y denunciaba que el Estado español atacaba «los derechos fundamentales de los catalanes» y en las últimas semanas, los representantes de Tabarnia, un movimiento que recurre a la sátira para combatir el separatismo catalán, se vieron obligados a poner rumbo al Parlamento Europeo para hacer frente a las mentiras de Puigdemont y recordar «la desidia de los distintos gobiernos de España» por «no hacer su trabajo, no inspeccionar lo que sucedía en las escuelas y permitir la generación de un odio exacerbado ya desde la infancia a todo lo español».

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