La quiebra de Podemos en las elecciones generales, autonómicas y municipales de 2023 no solo tuvo un profundo impacto político, sino que ahora también se puede medir su devastador efecto económico. El partido cerró ese año con unas pérdidas históricas de 4.687.599 euros, según los datos presentados ante el Tribunal de Cuentas que ha reflejado el diario El Mundo. Esta cifra refleja el golpe recibido tras su drástica reducción de escaños tanto en el Congreso como en los parlamentos autonómicos, donde los representantes de Podemos se redujeron a 22 al finalizar el año, y actualmente han caído aún más, hasta 16. A estos números se suman las dos actas de eurodiputadas obtenidas por Irene Montero e Isa Serra en mayo, lo que completa el desalentador panorama político del partido.
En medio de este escenario, Podemos se enfrenta ahora al desafío de reconstruir su estructura organizativa e intentar un resurgimiento político. Este intento se apoya en dos factores clave: su voto sigue siendo decisivo para el presidente Pedro Sánchez en el Congreso, y la proyección que obtendrá con la entrada de Irene Montero en el Parlamento Europeo.
Sin embargo, el éxito de un partido político no solo se mide por su capacidad para influir en la política, sino también por su habilidad para mantener y rentabilizar el apoyo electoral a largo plazo. En 2023, este último aspecto fue un rotundo fracaso para Podemos. Las elecciones autonómicas y municipales de mayo significaron la pérdida de su poder territorial, al ser expulsado de cinco gobiernos regionales —Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, Canarias y La Rioja—, conservando únicamente Navarra. Además, desaparecieron por completo de las asambleas autonómicas en la Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y Canarias, y quedaron reducidos a la mínima expresión en Aragón y Baleares, con solo un diputado en cada una.
El desastre continuó en las elecciones generales de julio, donde Podemos, que inicialmente formó parte de Sumar pero al final del año se separó del grupo parlamentario liderado por Yolanda Díaz, vio su representación reducida a cinco escaños, que se han convertido en cuatro tras la salida de Lilith Verstrynge.
El impacto financiero de la debacle de 2023 dejó a Podemos con el mayor déficit de su historia. Las pérdidas de 4,6 millones de euros fueron atenuadas en parte gracias a los ingresos obtenidos en la primera mitad del año por los grupos parlamentarios que ya no existen. Al cierre de 2024, se espera que los ingresos caigan aún más, muy por debajo de los 8,5 millones obtenidos en 2023, debido a la disminución de las subvenciones derivadas de la representación institucional perdida. Sólo en 2023, más de 6,1 millones de euros provinieron de estas subvenciones, incluyendo las del extinto grupo de Unidas Podemos en el Congreso, ahora reducido a cuatro diputados en el Grupo Mixto.