Los peores presagios de las mariscadoras gallegas, especialmente las de las Rías Bajas, se han cumplido: la campaña de Navidad del marisco se ha perdido por completo a pesar de sus esfuerzos para intentar preservarla. La ría de Pontevedra se llegó a cerrar al marisqueo entre el 17 y el 27 de noviembre esperando que se recuperara el producto. No pudo ser. La culpa la han tenido un mes de tormentas, desde finales de octubre hasta finales de noviembre, y las aperturas de varias presas que han provocado un aumento del agua dulce, y en consecuencia una muerte en masa del marisco.
El sector cifra ya las pérdidas en un 95% en el caso del berberecho y del 75% en la almeja, aunque los datos podrían empeorar hasta el final de diciembre. La Federación de Cofradías de Pontevedra, la provincia más afectada, ya ha pedido a la Junta de Galicia ser declarada zona catastrófica para que los trabajadores del sector, en su gran mayoría mujeres, puedan recibir ayudas inmediatas. Esta actividad tiene una gran importancia social en Galicia, ya que de ella dependen los ingresos de cerca de 4.000 personas empleadas en el marisqueo a pie.
Sin embargo, las cifras de los últimos años no son positivas. Según datos oficiales de la Xunta, la pesca del berberecho pasó de más de cinco millones de kilos en 2008 a menos de la mitad (2,2 millones) en 2022, una situación que ha seguido disminuyendo al cierre de 2023. Sólo en los dos últimos años la pesca de este bivalvo ha caído en un 9,45%. En cuanto al precio, ha aumentado más del doble.