Los últimos datos homologados por Eurostat han revelado que España registró en marzo 2.698.000 parados, lo que supuso el 20% de los 12.984.000 desempleados en toda la Unión Europea y el 25% de los 10.818.000 de la eurozona. Es decir, uno de cada cinco ciudadanos sin trabajo en la UE reside en España, proporción que se eleva a uno de cada cuatro si se toman en cuenta únicamente los países que comparten la moneda única, según avanza The Objective.
Este panorama contrasta con el discurso del Ejecutivo español, que insiste en presentar como un éxito su gestión del mercado laboral. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguró recientemente que «España tiene más empleo que nunca», y aprovechó la ocasión para defender su reforma laboral y lanzar reproches a la patronal, recordando las críticas que recibió cuando se impulsaron los contratos indefinidos como medida central. Sin embargo, el contraste entre su visión optimista y la lectura de los organismos europeos es llamativo.
A pesar de que en términos absolutos el desempleo español ha descendido ligeramente, el país se mantiene a la cabeza del continente en número de parados y en tasa de desempleo. Incluso en un contexto donde el Producto Interior Bruto (PIB) ha mostrado un crecimiento superior al de muchos socios comunitarios, ese dinamismo económico no ha tenido una traslación proporcional a la reducción del paro.
La tasa de paro en España se situó en marzo en el 10,9%, muy por encima de la media de la UE, que se quedó en el 5,8%, y de la zona euro, que marcó un 6,2%. Esta cifra no sólo repite la registrada en febrero y en octubre de 2024, sino que también supone una estabilización en valores muy elevados. En comparación con otras economías relevantes, el desfase resulta evidente: Alemania cuenta con una tasa del 3,5%, Países Bajos con un 3,9%, Irlanda con un 4,4% y Francia, incluso con una coyuntura complicada, se mantiene en el 7,3%.
En cuanto a volumen de personas desempleadas, España supera con claridad a otras grandes potencias comunitarias: Alemania registró en marzo 1.580.000 parados, Francia 2.300.000 e Italia 1.555.000. Más alejados se encuentran países como Polonia (473.000), Suecia (467.000) o Bélgica (323.000). Esta diferencia sitúa a España en una posición particularmente delicada dentro del contexto europeo.
Además, el liderazgo de España en las estadísticas de paro no es un fenómeno puntual. Desde hace 38 meses consecutivos, ostenta la tasa de desempleo más alta del continente, periodo que se alargaría hasta los 47 meses si no se considera un breve repunte griego a comienzos de 2022. En términos históricos, supone prácticamente cuatro años de liderazgo negativo en el ranking europeo del desempleo.
Aunque el Gobierno español presume de haber reducido el número de parados en los últimos meses, la lectura que hace Eurostat introduce matices importantes. Por ejemplo, mientras que las cifras nacionales hablan de 2.580.138 desempleados en marzo tras una caída mensual de 13.311 personas, el organismo europeo eleva esa cifra hasta los 2.698.000. Esta diferencia se debe a divergencias metodológicas, especialmente en el tratamiento de los contratos fijos discontinuos, un punto que sigue generando debate en el ámbito económico español.
De hecho, según Eurostat, el dato de marzo es el más alto desde septiembre del año pasado y confirma una tendencia ascendente sostenida en los últimos seis meses. Aun con aumentos generalizados del desempleo en Europa, ningún otro país presenta cifras tan elevadas como España, ni en proporción ni en términos absolutos.