«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Josep Ramon Bosch: ‘Ser patriota en este país sale carísimo’

El expresidente de ‘Societat Civil Catalana’ relata a La Gaceta el acoso al que lo someten los separatistas. El pasado viernes volvieron a atacar su casa, pero advierte de que en absoluto lo acobardan, que “un catalán de bien no se rinde jamás”.

Un grupo de separatistas ha señalado la casa de Josep Ramon Bosch, expresidente de Societat Civil Catalana, en Santpedor, como domicilio discrepante. Sobre este ataque, qué cree que pasará el domingo y la actuación del Gobierno frente a los desafíos del separatismo charla con La Gaceta.

El incidente ocurrió en la noche del viernes al sábado, aunque ha trascendido este lunes. Le llenaron la fachada y la puerta de carteles favorables a la consulta ilegal del 1 de octubre, ha denunciado el propio Bosch en Twitter.

Lo cierto es que los separatistas pinchan en hueso con Bosch. “A mí no me acobardan, en absoluto”, manifiesta a este diario sobre el último incidente. “Un catalán de bien no se rinde jamás”, sentencia.

Cuenta que estos actos vandálicos para señalarlo como «disidente» e intentar meter miedo tuvieron lugar sobre las diez de la noche y que él no se encontraba en su casa. Quien estaba era su hijo, de 19 años, que le llamó alertándole de que la habían empapelado de arriba a abajo, y fue el joven quien los quitó.

Escraches, pintadas, petardos en el buzón…

No es la primera vez que este abanderado de la lucha antiindependentista sufre el acoso del separatismo en su domicilio. Desde escraches, a pintadas y quemarle petardos en el buzón, destrozándoselo. De hecho, Josep Ramon Bosch decidió revelarse contra el secesionismo a raíz de un incidente que sufrió en marzo de 2014. “Se plantaron frente a mi casa 40 energúmenos durante tres horas para atemorizarme y que me fuese de mi pueblo por fascista y por españolista”, recuerda.

Confiesa que fueron las amenazas” las que le empujaron a crear Societat Civil Catalana. “Pensé ‘esta mala gente no me va a echar de mi tierra’. Dije a mi familia que estos hijos de su madre a mí no me atemorizaban y decidí dar públicamente el paso y ponerme al frente de esta plataforma antiindependentista”, comenta.

Ocurrió tras haberse venido significando desde septiembre de 2013 en contra del separatismo. “Soy historiador y un día me llamó un amigo, que también lo es, contándome que en Cataluña iban a hacer un simposio llamado España contra Cataluña y que teníamos que hacer algo para intentar, como mínimo, revertir lo que se iba a decir allí, y así lo hicimos.

‘El hostigamiento en mi trabajo ha sido brutal’

El expresidente de Societat Civil Catalana revela el «hostigamiento» en su trabajo «ha sido brutal». Trabaja en una empresa del sector químico-farmacéutico y dice que ha tenido que explicar a mis directivos varias veces a qué es lo que se dedica fuera.

Lamenta que «al final llega un momento en el que tienes que elegir entre tu trabajo y ser un patriota», y subraya que «ser un patriota en este país sale carísimo. No porque te maten, al menos en Cataluña, en el País Vasco sí lo hacían, sino porque te someten a la muerte civil».

Preguntado sobre qué piensa de la actuación del Gobierno en Cataluña, afirma rotundo que es «lamentable». «Llega tarde, mal y con apaños», critica. 

Respecto a si aboga por la aplicación del artículo 155 de la Constitución -como reclama, por ejemplo VOX y Unidos Podemos- apunta que él es un «defensor del autogobierno de Cataluña, de la autonomía dentro del orden de la ley».

Sobre si cree que el presidente es un blando responde que «sí». Considera que «ha llegado tarde y cuando se llega tarde, las consecuencias, si para evitar la guerra permites la revuelta, pierdes la revuelta y después la guerra». 

Tachados de «franquistas, fascistas y quintacolumnistas»

Societat Civil Catalana, dirigida en la actualidad por Mariano Gomà, se gestó para advertir de que la mayoría de la sociedad catalana está en contra del desafío separatista; y denunciar, entre otras muchas cosas, adoctrinamiento masivo en los colegios de Cataluña; manipulación por parte de la televisión pública catalana; y que el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, había creado una fractura social sin precedentes en Cataluña.

Su cruzada no ha sido fácil, porque significarse en contra del ‘proceso’ es sinónimo de «franquista, fascista y quintacolumnista»Según cuenta Josep Ramon Bosch, “si uno no es de la tribu, le posicionan como una persona deplorable, antidemócrata y que no está con esa mayoría que creen que son, aunque no sea así”. No obstante, en los últimos años numerosos catalanes también han decidido plantarle cara a la secesión.

Han surgido más asociaciones antiindependentistas, algunas de ellas vinculadas a Societat Civil Catalana como, por ejemplo, una agrupación de jóvenes que avisa del fin del silencio y del miedo a las represalias y se sublevan contra el adoctrinamiento y la politización nacionalista.

“No queremos limitarnos a reaccionar contra el independentismo y el nacionalismo, sino explicar que la Cataluña que han fabricado y que pretenden dejarnos no nos gusta y no la queremos”, ha señalado a este diario Isabel Porcel, una joven abogada y periodista, de Jóvenes de Societat Civil Catalana. El precio de esto es alto. Por defender España en la Cataluña de Carlos Puigdemont, a estos jóvenes les «insultan, escupen y dan codazos» en la Universidad, según relatado Josep Lago, coordinador de Jóvenes de esta entidad, que estudia en la Universitat Autònoma de Barcelona.

Asimismo, “por el bien del Barça y con el objetivo de fomentar respeto a los demás, el esfuerzo, la humildad, el trabajo en equipo” socios de SCC y simpatizantes de la entidad europeísta constituyeron la final de Copa la Penya blaugrana Per a la Concèrdia.

Otras plataformas son SomatempsLibres e IgualesD’Espanya i catalans, Resistencia Cívica Catalana o Empresaris de Catalunya, que este año ha sido galardonada con el premio ‘Catalanes por España’ en un acto muy emotivo que cubrió este diario. Todas ellas con el denominador común de ser profundamente catalanes, pero no nacionalistas.

¿Qué tiene ahora entre manos?

Josep Ramon Bosch preside ahora la Fundación Joan Boscà, que «busca apoyos y recursos por toda España para ayudar a las asociaciones constitucionalistas que trabajan tanto en Cataluña como en el resto del país».

Este patriota considera que lo que está ocurriendo en Cataluña es «una desafección que, aunque pretenda a veces basarse en graves razones económicas y políticas, no deja de tener una pulsión identitaria y sentimental». «De ahí que estemos viviendo una explosión nacionalista a partir de relatos imaginarios que no pueden combatirse desde la razón», apostilla Bosch, quien lamenta que «una serie de falsedades, tergiversaciones, y también un cúmulo de errores políticos en muchas direcciones, nos ha conducido a esta crisis».

Declara sin ambages que los catalanes se sienten hondamente partícipes de España y lo hacen huyendo del nacionalismo y que la integración de la economía catalana con la del conjunto de España no ha dejado de crecer y «no se entiende la una sin la otra». «Que Cataluña se aislara de los mercados español y europeo sería una catástrofe», subraya. Una fatídica consecuencia de la que también advierte Empresaris de Catalunya o Convivencia Civil Catalana, que en los últimos días ha alertado de que el trabajo de casi un millón de catalanes depende del resto de España.

¿Qué pasará el domingo?, ¿una pantomima?

«Pantomina tampoco. Va a ser algo importante en cuanto a movilización. Va a haber lío y mucho lío, pero el dos de octubre saldrá el sol», dice Bosch.

Apunta que «el problema vendrá a partir de esa fecha porque en algún momento va a haber una declaración unilateral de independencia» y probablemente se vaya a nuevas elecciones autonómicas… «¡Esto va a ser muy largo!», exclama con hartazgo.

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