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el desalojo no había sido comunicado a los trabajadores ni a los inquilinos

La Diputación de Vizcaya transforma un alojamiento de marinos en un centro de menas

Centro de menas en Lampedusa. Europa Press

La Casa del Mar de Ondárroa, Vizcaya, ha dejado de ser un alojamiento temporal para marineros en tránsito para convertirse en centro de acogida de menores inmigrantes no acompañados. En unas pocas horas, se ha desalojado a los marinos alojados allí desde hace décadas, cuyas habitaciones ocuparán ahora 12 jóvenes inmigrantes hasta ahora tutelados en el centro de menores de Amorebieta.

La decisión ha cogido por sorpresa incluso al Ayuntamiento de Ondárroa, que sólo tenía conocimiento de las pretensiones de la Diputación Foral de Vizcaya, gobernada por la coalición PNV-PSOE, por dos conversaciones informales. Ni un sólo documento, ni una sola confirmación oficial.

Pero lo más grave es que el desalojo no había sido comunicado con suficiente antelación ni a los trabajadores de la Casa del Mar, ni a sus inquilinos. De hecho, algunos ni siquiera han tenido tiempo para recoger sus pertenencias por tener que hacerse a la mar de inmediato y uno de ellos se ha visto obligado a pernoctar en la calle al no encontrar otra alternativa en el municipio.

Se da la circunstancia de que hace apenas un mes fue la propia Diputación vizcaína la que decidió el cierre de un centro de acogida de menas ubicado en el límite de los municipios de Bilbao y Galdácano por la paulatina reducción del flujo de menores no acompañados que llegaban a la provincia. Sin embargo, ahora utiliza como excusa para alojarles en Ondárroa la saturación del centro de Amorebieta, en el que son habituales los incidentes con y entre los jóvenes tutelados.

Pero también hay que tener en cuenta algo que está sucediendo fuera de Vizcaya, en concreto en el Senado. La Comisión General de las Comunidades Autónomas dio el pasado lunes el visto bueno a un convenio suscrito entre los gobiernos de Canarias y País Vasco para el traslado a esta región de 18 menores inmigrantes llegados estas semanas a las islas. El destino de siete de ellos será, precisamente, la provincia vizcaína.

Trabajadores, marineros y ciudadanos en shock

La repentina y sorpresiva decisión de la Diputación Foral de Vizcaya está generando numerosos problemas, también en el barrio en el que se levanta y funciona desde hace décadas la Casa del Mar de Ondárroa, una barriada de las más populares de la localidad, en la que reside la cuarta parte de la población ondarresa.

Los trabajadores de este alojamiento, regentado por el Instituto Foral de Asistencia Social, desconocen cuál va a ser su futuro, al no haber recibido información alguna de la Diputación. Los marineros que habitualmente hacían uso de estas instalaciones que ofrecían alojamiento temporal a precios especialmente asequibles, ya no saben a dónde dirigirse para pernoctar. 

En el barrio crece la incertidumbre, aunque desde la administración foral apunten que los menas que serán alojados en la Casa del Mar llegan de Amorebieta con «informes positivos».

El Ayuntamiento de Ondárroa, gobernado por EH Bildu, ha criticado la forma de proceder de la Diputación Foral de Vizcaya, de la noche a la mañana, sin previo aviso y sin comunicación formal alguna, y exige alternativas de alojamiento para los marinos. Pero en la administración foral parecen tomarse las cosas con más calma y se limitan a informar de que están ultimando reconvertir un antiguo hostal de Ondárroa en pensión para marinos, sin un compromiso temporal preciso.

Sí se esmeran en trasladar mensajes de tranquilidad a la ciudadanía, conocedores de la intranquilidad que genera la presencia cercana de menas. Desde la Diputación aseguran que su estancia en Ondárroa será temporal, que los jóvenes que hoy mismo ocuparán su nuevo alojamiento forman parte de un programa para favorecer su escolarización. Insisten en que el objetivo es «darles un impulso de cara a su integración y ayudarles a promover la convivencia positiva con el entorno y desarrollar su autonomía«.

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