La Policía Nacional detuvo hace dos semanas a Lara Fernández-Noriega, exconcejal de Cultura e Igualdad de Viveiro (Lugo) y vicesecretaria local del partido, por un presunto delito de violencia doméstica tras protagonizar una agresión mutua con su marido en la madrugada del 30 de abril. La pelea estalló en El Gatopardo, el pub que ambos gestionan en la localidad, y culminó con la detención de ambos y su posterior paso a disposición judicial.
A ella se le imputa un delito de violencia doméstica y a él, uno de violencia de género. Ambos pasaron más de 24 horas en los calabozos, lo que ha provocado el malestar de la subdelegada del Gobierno en Lugo, María Isabel Rodríguez, quien, según fuentes policiales citadas por The Objective, llegó a quejarse ante los agentes por el tiempo que la edil socialista permaneció detenida. Todo ello mientras el partido intentaba ocultar el escándalo para evitar daños mediáticos.
El suceso fue ocultado durante días por la dirección local del PSOE, pese a que Viveiro no alcanza los 15.000 habitantes y el caso era vox populi. Incluso después del incidente, Fernández-Noriega puso su cargo a disposición del partido, pero el PSOE rechazó aceptar su renuncia. Mientras tanto, la pareja eliminó de las redes sociales cualquier rastro del pub donde ocurrieron los hechos.
Según fuentes policiales, no era la primera vez que la exedil protagonizaba altercados en el local, aunque nunca había sido arrestada antes. Su presencia en el ambiente nocturno era bien conocida en la zona.
Actriz de profesión y política por vocación —como se definía en redes antes de borrarlas—, Fernández-Noriega fue una de las voces más activas del feminismo lucense. Ocupó la Concejalía de Igualdad desde 2015 y lideró marchas contra la violencia de género, proclamando su trabajo «los 365 días del año para hacer de Viveiro un pueblo libre de violencia».
El pasado 8 de marzo, ya sin cargo ejecutivo tras la moción de censura que devolvió al PP el control del Ayuntamiento tras 22 años, intervino en la manifestación del 8-M para «poner en valor el papel de las mujeres» y reclamar más lucha por la igualdad. Apenas unas semanas después, ha sido acusada de violencia contra su pareja.
Su detención no ha tenido repercusión oficial por parte del PSOE, y el caso no ha sido condenado públicamente por las estructuras feministas que tantas veces la aplaudieron. Un silencio elocuente que, una vez más, retrata la hipocresía de la izquierda cuando la violencia no encaja en su relato ideológico.