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Siete de los 44 candidatos del brazo político de ETA estuvieron implicados en asesinatos

Miembros de ETA con delitos de sangre y candidatos de Bildu el 28M: dónde se presentan y qué crímenes cometieron

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, interviene durante un acto de campaña electoral de EH Bildu. Europa Press

En el último mes los españoles han contemplado varios acontecimientos que hace poco más de dos décadas habrían recibido el rechazo pleno de la sociedad. Por ejemplo, la celebración de la final de la Copa del Rey en Sevilla dejó dos imágenes, cuánto menos, tétricas: una valla publicitaria instalada por EH Bildu en las inmediaciones del Estadio de La Cartuja, con las banderas navarra y vasca, que rezaba «Aúpa Osasuna»; también en las calles de la ciudad hispalense, desfilaron hinchas del Osasuna al grito de consignas abertzales como «presoak kalera, amnistía osoa» , que reivindica la libertad de los etarras encarcelados, y «puta España, puta selección».

Estos eventos resultarían anecdóticos dentro del activismo batasuno si no fuera porque estuvieron precedidos por una de las noticias más repulsivas de la historia de nuestra democracia: la inclusión en las listas para las elecciones municipales y autonómicas de EH Bildu en el País Vasco y Navarra de 44 condenados por pertenencia y colaboración con ETA. Lo dicho cobra especial gravedad, tal y como denunció el COVITE, cuando se ha podido comprobar que siete de ellos estaban condenados por delitos de sangre. No le ha faltado razón a Consuelo Ordóñez, presidenta de dicha asociación, cuando ha afirmado que «ninguna democracia digna, ningún Estado de derecho consciente del significado de sus víctimas del terrorismo, permitiría que las puertas giratorias de los terroristas fuesen la política».

Agustín Muiños Díaz, Tinin, número 6 en Legutio

El número 6 en la lista para la alcaldía de Legutio (Álava) es el terrorista Agustín Muiños Díaz, Tinin. Este asesinó al empresario de origen zaragozano José Antonio Julián Bayano cuando se disponía a cerrar uno de los locales de ocio nocturno que gestionaba en Vitoria. El comando Tontorramendi de ETA justificó los cinco balazos que recibió el empresario aragonés bajo la acusación de la militancia de José Antonio en Fuerza Nueva. Tanto Tinin como Jesús María Ormaechea Antepara, coautor del crimen, fueron condenados a 29 años de prisión. Resulta curioso que, en este caso, la lista refleja hasta el apodo que Muiños tenía en la banda terrorista.

Begoña Uzkudun Etxenagusia, número 3 en Régil

En el tercer puesto de las listas de EH Bildu para la alcaldía de Régil (Guipúzcoa) se encuentra Begoña Uzkudun Etxenagusia, verdugo del militante de UCD José Tomás Larrañaga Arenas. Su caso resulta especialmente trágico, pues el haber formado parte del partido liderado por Adolfo Suárez le puso en la mira de ETA, quien había intentado en ese momento asesinarle hasta en dos ocasiones. Por ello, tuvo que marcharse a vivir a Logroño. No obstante, regresó a Azkoitia durante la nochevieja de 1984 para celebrar la festividad con sus familiares amigos. Esa noche, a la salida de un bar, el “comando Goierri” disparó seis veces contra él. José Tomás tenía en ese momento 58 años y había dejado atrás a una mujer y a tres hijos. Por su asesinato, Begoña Uzkudun fue condenada en 1989 a 18 años de prisión.

Juan Carlos Arriaga Martínez, número 3 en Berrioplano

El siguiente de los terroristas es Juan Carlos Arriaga Martínez, número tres en la lista para la alcaldía de Berrioplano (Navarra), quien dio muerte a Jesús Alcocer Jiménez el 13 de abril de 1984 en Pamplona. Alcocer era comandante retirado del Ejército de Tierra y, la mañana en la que se disponía a hacer unas compras en Mercairuña, dos etarras dispararon contra él, impactando dos balas en su cabeza y falleciendo en el acto. Para emprender su huida, estos robaron un coche en el que instalaron un paquete bomba que, tras ser abandonado, explosionó y acabó con la vida de los policías nacionales Tomás Palacín y Juan José Visedo mientras inspeccionaban el vehículo. Por el crimen cometido contra Jesús Alcocer, Arriaga fue condenado a 29 años de prisión por la Audiencia Nacional.

Asier Uribarri Benito y Lander Maruri Basagoiti, en las listas de dos municipios vizcaínos

En el puesto cuatro de la lista para el ayuntamiento de Maruri-Jatabe (Vizcaya), EH Bildu ha situado a Asier Uribarri Benito, quien estuvo implicado en el asesinato del guardia civil José Manuel García Fernández. El 3 de mayo de 1997, Uribarri y Lander Maruri Basagoiti, quien figura también como segundo suplente para el consistorio de Munguía (Vizcaya), dispararon contra la nuca del guardia civil asturiano mientras se encontraba cenando junto a su mujer en un restaurante de la localidad de Ciérvana (Vizcaya). Por dicho crimen de la banda terrorista, al que siguió el de Miguel Ángel Blanco, Uribarri y Maruri fueron condenados a 16 años de prisión.

José Antonio, Medius, Torre Altonaga, cómplice del atentado en Lemóniz

Como segundo suplente para la alcaldía de Munguía (Vizcaya), y con su correspondiente pseudónimo etarra, aparece José Antonio, Medius, Torre Altonaga. Sus víctimas fueron Andrés Guerra Pereda y Alberto Negro Viguera, trabajadores encargados de la construcción de la central nuclear de Lemóniz. El 17 de marzo de 1978, Medius, que ejercía allí de electricista, facilitó el acceso a las instalaciones a otros tres etarras, los cuales colocaron una bomba que detonó a las 14.53 de ese día. Además de las dos muertes, otros catorce trabajadores de la central resultaron heridos y Medius fue condenado a 20 años de reclusión menor por su participación en el atentado.

Juan Ramón Rojo González, en las listas de Irún, mismo lugar en el que asesinó

El último de los condenados por delitos de sangre que encontramos en las listas de EH Bildu es Juan Ramón Rojo González, número 21 en Irún, ciudad en la que asesinó al joven Francisco Gil Mendoza, de 27 años. Junto con Iñaki Recarte Ibarra, entrevistado por Jordi Évole en el año 2015, asaltaron a Francisco y a su hermano la noche del 7 de agosto de 1991 y lanzaron una ráfaga de metralleta contra ellos en la plaza de Urdanibia. Antes de que pudiera huir, el joven fue alcanzado en el omoplato izquierdo y en la cabeza, falleciendo horas después en un centro sanitario de San Sebastián. Por dicho crimen, Rojo y Recarte fueron condenados a 30 años de reclusión mayor.

El naufragio moral de la política española

Pese a que, en un comunicado publicado en Naiz, los siete asesinos de ETA en las listas de EH Bildu han renunciado a participar de forma activa en la política municipal —algo que se tendrá que ver tras las elecciones— el hecho de que se hayan postulado para acceder a un cargo público es, cuanto menos, un ataque directo a la memoria de sus víctimas. Cuatro de ellos tienen opciones reales de ser elegidos para los consistorios, debido a que están entre los primeros puestos de su partido, y otro se ha presentado en el mismo municipio en el que asesinó.

Por ello, hay que acudir de nuevo a las palabras de Consuelo Ordóñez y afirmar que esta situación no es propia de ninguna democracia digna y de ningún Estado de derecho decente, pues se ha vuelto a dilapidar la dignidad de quienes murieron a causa de las balas del odio. Además, la vinculación de un partido con representación en el Congreso, como es EH Bildu, y ETA resulta, sino estaba ya muy clara, más evidente que nunca, lo cual nos debe hacer replantearnos la situación de nuestra política nacional.

La formación liderada por Otegui está dando cobijo y protegiendo a los terroristas de ETA, a la par que está teniendo una influencia notoria en la política nacional del actual Gobierno. Por ello, en estos momentos de olvido patrocinado, es necesario recordar y dignificar a las víctimas y enseñar qué fue ETA, cuyo terror nos hiela a muchos aún la sangre. De hecho, el relato de las víctimas que aquí se han reflejado y sus verdugos están plasmadas en la obra Vidas rotas (Espasa Forum, 2010), a la que debemos recurrir cada vez que, desde ciertos sectores políticos, intenten blanquear uno de los episodios más trágicos de nuestra historia.

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