«No hay justicia, hemos sido demasiado sumisos», afirma Dori Arrabali antes de reclamar a Sánchez «que se lo piense antes de llegar a acuerdos con el PNV».
«Los etarras tienen muchos privilegios por matar y las víctimas, ninguno. A nosotros nos rompieron la vida». Con estas palabras ha denunciado Dori Arrabali, esposa del guardia civil Antonio Aguado, que resultó gravemente herido en 1984 por miembros de la banda terrorista de ultraizquierda ETA, la intención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de acercar a los etarras a cárceles vascas.
Recuerda además que los terroristas a los que quieren premiar con el acercamiento, los más sanguinarios, «siguen con la misma idea y los mismos objetivos, aunque hayan dejado de matar. Que nadie se engañe, sólo hay que mirar al «‘carnicero de Mondragón’, que está disfrutando de la libertad y de beneficios de arrepentirse».
El ‘carnicero de Mondragón’, Josu Zabarte, fue condenado a 615 años de prisión por 20 atentados y 17 asesinatos. Sin embargo, salió de la cárcel dos años antes de lo previsto, en 2013, después de que Estrasburgo anulara la doctrina Parot. «Si me lo encuentro no sé lo que haría», señala Arrabali en La Razón, a la vez que añade: «se me remueve todo cuando le veo su risa».
Para las víctimas, dice, el acercamiento de presos «es una aberración y una ofensa». «No hay justicia, hemos sido demasiado sumisos», afirma antes de reclamar a Sánchez «que se lo piense antes de llegar a acuerdos con el PNV».
Recuerda el tiroteo que sufrió su marido y relata que «aquello nos cambió a todos». «Nos tuvimos que ir a vivir a casa de mis padres a Málaga, tenía dos niñas pequeñas. Jubilaron a mi marido a los 33 años, con todo lo que eso conlleva. La vida de mi marido fue un calvario», ha denunciado.