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su primera cita internacional desde que anunció la convocatoria de elecciones anticipadas

Pedro Sánchez acude este jueves a una cumbre de la Comunidad Política Europea

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Europa Press

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participará este jueves en la que será su primera cita internacional desde que anunció la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 23 de julio y lo hará en una cumbre de la Comunidad Política Europea (EPC, por sus siglas en inglés) en la que 47 líderes se reunirán a unos 50 kilómetros de Chisinau, capital de Moldavia, en una declaración de unidad geopolítica frente a Rusia y con el reto de construir lazos más firmes en asuntos clave como la seguridad y la energía.

«Moldavia no está sola», es lo que repiten desde hace días los jefes de Estado y de Gobierno europeos en sus mensajes institucionales cuando se refieren a la cita en la localidad moldava de Bulboaca, de la que no se espera una declaración formal como cierre del encuentro sino que se presenta como una plataforma para «conectar el continente» y favorecer el «diálogo informal» entre sus mandatarios; además de para reafirmar el compromiso de apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa.

Para España, la principal utilidad de este foro, sin estructuras y que no da pie a conclusiones formales, es su mera existencia, algo con lo que coinciden otros países como Francia, uno de los principales promotores del formato. «Sólo la foto de familia ya es muy, muy importante», apuntan desde el Elíseo

Fuentes europeas defienden que el lugar en que se celebrará la segunda cumbre de esta comunidad política europea «ya es un mensaje en sí mismo»: «Si estás en Moscú y ves a 47 líderes en un país tan cercano es un claro mensaje geopolítico».

Por ello, la convocatoria prevé una breve ceremonia de apertura y una foto oficial de toda la comunidad antes de dar inicio a cuatro mesas de debate en las que se dividirán los líderes en bloques más reducidos para discutir sobre seguridad, por un lado, y de energía y conectividad, por otro.

España copresidirá junto a Moldavia una de las dos mesas de energía y conectividad, dando así continuidad al actual país anfitrión de la ECP con el que debe ser el siguiente (en el caso español será a principios de octubre en Granada, antes de la reunión del Consejo Europeo). De hecho, Sánchez comparecerá junto a la presidenta moldava, Maia Sandu, al término de la jornada de trabajo, aunque será en una declaración institucional sin preguntas, como avanzan fuentes oficiales que igualmente ven improbable que pueda haber declaraciones a la prensa en otro momento.

La duda de Zelenski

Esta declaración institucional llegará después del almuerzo, donde los copresidentes de cada una de las mesas expondrán a grandes rasgos las conclusiones de los debates, y también de un espacio en el que los diversos líderes tendrán espacio para verse en formato bilateral, con el objetivo de que las delegaciones puedan abordar cuestiones estratégicas o sectoriales de interés común.

Sánchez tiene en agenda una reunión con Suiza y, entre los países que han solicitado verse con el presidente español están Países Bajos y Reino Unido, si bien ambos encuentros están aún en el aire. Moncloa alega falta de tiempo para evitar dar por confirmadas estas dos reuniones y, en el caso de Sunak, fuentes oficiales han restado importancia a la posibilidad de que no se produzca, ya que aunque sigue pendiente aún el acuerdo sobre Gibraltar tras el Brexit, ambos líderes hablaron por teléfono a principios de mes.

Ucrania también figura como invitado a la cita moldava, si bien en principio Kiev no ha aclarado cuál será el nivel de la delegación. La presencia de Zelenski no se descarta, especialmente después de que en los últimos meses haya aumentado sus viajes internacionales, por ejemplo para acudir a la cumbre de la Liga Árabe en Arabia Saudí y a la reunión del G7 en Japón.

La celebración de la cumbre es una muestra más de apoyo de la UE frente al impacto de la guerra en Ucrania y la influencia rusa en el país, tras conectar a Moldavia a red eléctrica europea en plena crisis energética, establecer una misión de apoyo civil contra injerencias y adoptar un nuevo régimen de sanciones contra actores desestabilizadores en Moldavia.

«Su presencia es un mensaje claro de que Moldavia no está sola y de que Ucrania tampoco está sola. El hecho de que la segunda cumbre de la Comunidad Política Europea tenga lugar a 20 kilómetros de la frontera de Ucrania es una muestra de unidad del continente», ha asegurado Sandu en rueda de prensa junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a su llegada a Chisinau.

De su lado, la jefa del Ejecutivo comunitario ha aprovechado las vísperas de la cumbre para avanzar nuevas medidas de apoyo a Chisinau frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania y para acercar al país a la órbita de la UE. En concreto ha anunciado un paquete de inversiones de 1.600 millones de euros en el país para impulsar la actividad empresarial en el país, así como ayudas al sector energético por valor de más de 100 millones para preparar a Moldavia de cara al invierno que viene.

Otros contextos

Los márgenes de la reunión en el Castillo de Mimi serán igualmente escenario para la continuación de las conversaciones entre el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, acompañados por el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, y por los mandatarios de Francia, Emmanuel Macron, y de Alemania, Olaf Scholz.

El encuentro, que pretende allanar el camino hacia la paz entre estos dos países que encadenan conflictos desde hace tres décadas, se produce, además, una semana después de que Aliyev y Pashinián se vieran en trilateral con el presidente ruso, Vladimir Putin, en el Kremlin.

La cumbre del EPC llega, además, en plena escalada de tensiones en Kosovo y, de hecho, los principales líderes tanto kosovar como serbio figuran en la lista invitados. El hecho de que algunos de los países asistentes no reconozcan la independencia declarada por Kosovo en 2008, entre ellos la propia Serbia pero también España, obliga por ejemplo a evitar la exhibición de banderas.

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