El Gobierno ha desechado de nuevo el proyecto de unir la ciudad autónoma de Melilla con el resto de la Península a través de un cable eléctrico. El ambicioso plan, que pretende transportar la energía verde hacia la ciudad africana, liberaría a los ciudadanos locales a depender de una central de fueloil que hoy opera en el centro de la ciudad española.
El desdén del Ejecutivo de Pedro Sánchez, así como de las instituciones autonómicas y locales, contrasta con el ímpeto que los últimos meses ha demostrado el Reino de Marruecos, que está preparando junto con la empresa Xlinks un proyecto millonario que terminará por instalar un cable eléctrico desde el país africano hasta Gran Bretaña. Un cable submarino que recorrerá miles de kilómetros, mientras España se muestra incapaz de unir apenas doscientos kilómetros.
Aunque el proyecto sí lo ha llevado a cabo Ceuta, ciudad vecina, Red Eléctrica no tiene intención de ampliar la conexión eléctrica con Melilla. Tampoco se ha mostrado interesada en el proyecto la corporación de la ciudad autónoma, que gobierna el Partido Popular con mayoría absoluta. Fuentes municipales aseguran que los populares «han dado carpetazo» al asunto.
Sólo hay un partido que sí se ha mostrado a favor de la medida: VOX, que apenas cuenta con dos concejales en la Asamblea de Melilla, ha recogido las peticiones de la mayoría de los ciudadanos melillenses, que abogan por deshacerse de la planta de fueloil y construir el cable eléctrico. Los 14 asientos del PP, los 5 de Coalición por Melilla y los 4 del PSOE han impedido, sin embargo, que el proyecto salga adelante.
Mientras el bipartidismo acuerda en Melilla y en la Península el veto al proyecto energético, Marruecos ha redoblado su apuesta por unir el país con la isla británica. A través de un proyecto de 20.000 millones de euros, la empresa Xlinks construirá en el mar unos cables submarinos de 3.800 kilómetros que rodearán la Península y proveerán de energía a la potencia africana.
