«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Policía Nacional busca al menos a dos individuos

Un testigo del asesinato de Portnov en Pozuelo asegura que el ejecutor «lo remató en el suelo de un tiro»

Agentes de la Policía Nacional en el lugar del crimen.

Andriy Portnov, expolítico ucraniano prorruso, fue asesinado a tiros este miércoles a las puertas del Colegio Americano de Madrid. El crimen, perpetrado frente a varios testigos, fue ejecutado con sangre fría. Según el testimonio recogido por la Policía Nacional, el asesino le disparó por última vez en la cabeza cuando ya yacía en el suelo: «Volvió y lo remató en el suelo de un tiro de gracia».

Los hechos ocurrieron sobre las 9:15 horas de la mañana, justo después de que Portnov dejara a sus hijos en el colegio. Conducía un vehículo de alta gama y fue atacado a pocos metros de su Mercedes oscuro, al que no tuvo tiempo de regresar. El cadáver permaneció tendido sobre el asfalto durante horas, cubierto por una manta, a la vista de cualquiera que se acercara al centro educativo.

La Policía Nacional busca al menos a dos individuos que huyeron en moto tras el tiroteo. Uno de ellos, según fuentes citadas por El Confidencial, vestía camiseta gris y disparó en al menos cinco ocasiones. Otro vestía chándal y riñonera. Algunos testigos aseguran haber oído hasta seis detonaciones. Los investigadores del Grupo V de Homicidios no descartan que hubiera más implicados y apuntan a una ejecución planificada por profesionales, probablemente relacionada con conflictos anteriores del fallecido.

Portnov, considerado prorruso y acusado de traición en Ucrania, había acumulado múltiples enemigos en los últimos años. Contaba con numerosas propiedades a nombre de personas de su entorno. Había declarado en entrevistas que tenía cuatro hijos, nacidos entre 2012 y 2022.

El Ministerio del Interior confirmó que recibió disparos en la espalda y en la cabeza, y que los autores de la ejecución huyeron hacia la Casa de Campo, una zona boscosa próxima al lugar del crimen. Dos helicópteros sobrevolaron el área durante las horas posteriores.

El colegio activó inmediatamente su protocolo frente a tiroteos y envió una comunicación a las familias informando de que todos los alumnos estaban a salvo. Las clases continuaron con normalidad, aunque se suspendieron dos excursiones previstas para esa jornada. Por la tarde, el centro envió otra circular solicitando respeto para la familia y ofreciendo orientación a los padres para hablar del asesinato con sus hijos.

El brutal asesinato de Andriy Portnov, ejecutado a plena luz del día en uno de los barrios más acomodados de Madrid, plantea serios interrogantes sobre la seguridad en entornos escolares y sobre el alcance de conflictos internacionales que, como demuestra este caso, han traspasado las fronteras de Ucrania.

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