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LA MISERIA RESULTADO DE LA 'FANTASÍA VERDE'

California establece un racionamiento eléctrico para evitar un colapso del sistema

El gobernador del estado de California, Gavin Newsom. Europa Press

Toda la información se lee como si se tratase de un oscuro estado fallido del Tercer Mundo, pero no: se trata de California, el estado más rico de Estados Unidos, tanto que, de independizarse, entraría dentro del club de los siete países más ricos del mundo, el G7. Pero la ecofantasía tiene una asombrosa capacidad de llevar a cualquier lugar de la prosperidad a la miseria en un plazo récord de tiempo.

Es posible que se haya evitado el colapso total, aseguran los responsables de la red californiana. Tras una semana de emergencias diarias en la red eléctrica es posible, solo posible, que se haya evitado que se generalicen los apagones que ya han afectado a 75.000 hogares en tres condados.

California habría evitado lo peor a base de continuos mensajes oficiales de urgencia, en los que a lo largo de toda una semana se conminaba a la población a un ahorro draconiano de luz de 4 de la tarde a 9 de la noche.

Esto, que suena a un estado en guerra y no a la vida normal en el Estado Dorado, llega al final de un ominoso verano. A mediados de agosto, la red de energía verde californiana se desplomó y medio millón de residentes se quedaron sin luz en plena ola de calor. Los operadores de la red advirtieron que lo peor estaba por llegar, y muy pronto. Y empezaron a aplicar apagones controlados para evitar el colapso total del sistema. «Son casi las 3 p. m.», tuiteó el alcalde de Los Ángeles el 6 de septiembre de 2020. «Es hora de apagar los electrodomésticos principales, ajustar el termostato a 78 grados (Fahrenheit) o usar un ventilador en su lugar. Apague luces y desconecte los electrodomésticos que no esté usando. Necesitamos que todos los californianos ayuden a conservar energía».

Recientemente, la Comisión de Energía de California emitió un informe que predice cortes de energía generalizados en el estado durante los próximos cinco años como mínimo. Como dijo el vicepresidente de la comisión, «Garantizar la fiabilidad de la energía es una enorme responsabilidad. La responsabilidad es cada vez más difícil de cumplir con las herramientas que tenemos a mano».

Ese es exactamente el punto: las herramientas que tienen a mano. Porque no ha habido ningún cataclismo, ni se han agotado súbitamente las fuentes de energía ni California (u Occidente, puestos a generalizar) está en guerra. Todo esto es el resultado de decisiones voluntarias y conscientes de nuestros líderes, cegados por la fantasía verde. Es una miseria elegida, deliberada.

Y, desgraciadamente, no se limita ni mucho menos a California. Es la fantasía que todo Occidente ha decidido aplicar, llevando a las naciones más desarrolladas de la tierra a una miseria diseñada.

En Europa, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Layen, acaba de proponer un racionamiento obligatorio de la energía en horas puntas para todo el club europeo “para aplanar la curva”. No podía haber elegido una expresión más desafortunada que nos recuerda a la reciente catástrofe de la gestión de la pandemia, cuando “una semana para aplanar la curva” se convirtió en dos años de restricciones de pesadilla.

Francis Fukuyama, el autor que hizo el más absoluto de los ridículos hace décadas con su superventas ‘El fin de la historia’, vuelve ahora a la carga para decirnos que pasar frío o pagar más para evitarlo puede ser el precio para salvar la democracia liberal. Pero la propaganda que funciona a las mil maravillas con un pueblo con la barriga llena y calentito suele fallar estrepitosamente cuando hay hambre y frío generalizado fuera de las fortalezas del poder. Llega el invierno de nuestro descontento.

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