Anthony Fauci renunciará en diciembre como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), después de más de medio siglo como empleado público, periodo durante el que ha llegado a ser el funcionario mejor pagado de los Estados Unidos. También abandonará sus funciones como jefe del Laboratorio de Inmunoregulación del NIAID y de principal asesor médico de Joe Biden.
La oposición cree que Fauci dejará sus cargos ante la posibilidad de que el Partido Republicano haga con el control de la Cámara de Representantes tras las elecciones de medio término previstas para noviembre, y puedan tomar medidas severas por sus decisiones con la salud como pretexto. «Fauci renunciará a su cargo justo antes de que los republicanos de la Cámara tengan la oportunidad de responsabilizarlo por destruir nuestro país durante los últimos tres años», tuiteó el legislador Andy Biggs, que agregó que Fauci «será responsable» si él permanece en su cargo público. «Este tipo es un cobarde», concluyó.
Fauci ha pasado los últimos 38 años como director del NIAID, sirviendo primero durante la administración del presidente Ronald Reagan y, en última instancia, siete presidentes en total en enfermedades infecciosas, incluido el VIH/SIDA, el virus del Nilo Occidental, los ataques de ántrax, la influenza pandémica, varias amenazas de influenza aviar, ébola y Zika. Su popularidad creció en paralelo a la expansión de la presencia del virus en los medios de comunicación, ensalzado como héroe por el votante urbano demócrata, detractor de Donald Trump, por ser uno de los principales promotores de los confinamientos obligatorios, la imposición de la mascarilla o la vacunación forzosa, bebés incluidos. Unas medidas opuestas a su actuar diario y su conocimiento, como demostraron los correos electrónicos en los que afirmaba que «la mascarilla típica que se compra en la farmacia no es realmente efectiva para evitar el virus», entre otras pruebas.
Rand Paul, que ha mantenido múltiples disputas públicas con Fauci, se ha comprometido a realizar «una investigación exhaustiva sobre los orígenes de la pandemia», independientemente de la inminente partida del burócrata: «Se le pedirá que testifique bajo juramento sobre cualquier conversación en la que haya participado sobre la fuga del laboratorio». Como Biggs o el hijo del histórico Ron Paul, Mercedes Schlapp, exdirectora de comunicación de la Casa Blanca durante el mandato de Trump, tuiteó que «no es una coincidencia» que Fauci haya elegido diciembre para retirarse, «justo después de que los republicanos recuperen la Cámara e inmediatamente planifiquen la supervisión de nuestra respuesta a la pandemia y su financiación de la investigación de ganancia de funciones en el laboratorio de Wuhan».
En su comunicado de despedida, Fauci afirmó que «ha sido el honor de toda una vida haber liderado el NIAID, una institución extraordinaria, durante tantos años y a través de tantos desafíos científicos y de salud pública», y agregó que no se jubilará, sino que continuará «avanzando en la ciencia y la salud pública para guiar a la próxima generación».
En respuesta, Biden dijo que primero trabajó cerca de Fauci como vicepresidente en la respuesta al zika y al ébola, y descubrió que era «un servidor público dedicado, con sabiduría y perspicacia perfeccionada durante décadas al frente de algunos de nuestros más importantes, peligrosas y desafiantes crisis de salud pública. Cuando llegó el momento de formar un equipo para liderar nuestra respuesta al COVID-19, de hecho, en una de mis primeras llamadas como presidente electo, inmediatamente le pedí al Dr. Fauci que ampliara su servicio como mi principal asesor médico para hacer frente a la Crisis de COVID-19 que enfrenta nuestra nación».
En su carta, el actual inquilino de la Casa Blanca recalcó que ha podido «llamarle a cualquier hora del día para pedirle su consejo mientras abordamos esta pandemia única en una generación. Su compromiso con el trabajo es inquebrantable y lo hace con un espíritu, una energía y una integridad científica incomparables». Un respaldo público evidente, al parecer insuficiente a los ojos de Fauci ante la posibilidad de una debacle demócrata en los próximos comicios legislativos y estatales.
