Trust the Science, «confía en la Ciencia» (así, con reverente mayúscula) ha sido el mantra de estos tres últimos años, algo que en realidad había que traducir en «confía en los expertos designados por los gobiernos» y, prodigiosamente, desde la ONU a la Unión Europea pasando por todo tipo de autoridades nacionales y transnacionales siguen estudiando el medio de que solo nos llegue la versión oficial de cada cosa, llamando desinformación a todo lo demás.
Y, sin embargo, si ha habido alguna vez un tiempo para desconfiar de la versión oficial de las cosas es precisamente este.
Las vacunas, por ejemplo. Se nos vendieron como el mayor milagro científico de todos los tiempos, la bala mágica que había de poner fin a una pandemia que pintaban con los colores de la Peste Negra. Segura y eficaz al 100%, creada en un tiempo récord, algo nunca visto. Valía la pena aplicar toda la presión legal (y un poco de la ilegal) para que se vacunase todo el planeta.
Eso era antes, pero ya no se habla mucho de ello, ¿verdad? Un nuevo informe estima que 26,6 millones de personas sufrieron efectos secundarios significativos, 1,36 millones quedaron discapacitadas y 300.000 muertes en exceso se pueden atribuir a los daños causados por la vacuna contra el COVID-19 solo en 2022, lo que le costó a la economía casi $150 000 millones .
La firma de investigación Phinance Technologies, fundada y dirigida por el exejecutivo de Blackrock Ed Dowd, dividió el impacto de las vacunas en cuatro categorías amplias para estimar los costos humanos asociado a la vacuna contra Covid-19: sin efecto o asintomáticos, aquellos que sufrieron lesiones (resultado leve a moderado), aquellos que quedaron discapacitados (resultado grave) y muerte (resultado extremo). Los datos sobre discapacidades y lesiones por vacunas provienen directamente de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), mientras que las cifras de muertes en exceso se derivan de las cifras oficiales sobre muertes en los Estados Unidos a través de dos métodos diferentes.
«Hay que tener en cuenta que estas categorías, un intento de caracterizar los diferentes niveles de daño de las inoculaciones, no son estáticas y podrían interactuar entre sí«, se lee en el informe. «Por ejemplo, puede haber personas que no hayan tenido efectos visibles después de la vacunación pero que, sin embargo, podrían verse afectadas más adelante. Las personas con lesiones leves por las inoculaciones podrían, con el tiempo, desarrollar lesiones graves hasta el punto de quedar incapacitadas o un resultado extremo como la muerte».
Al analizar cada una de las categorías anteriores, Phinance utilizó el exceso absoluto de horas de trabajo perdidas (consulte el informe anterior) para determinar que el costo económico directo de las lesiones por vacunas fue de $79,500 millones en 2022 y de $52,200 millones para las personas con discapacidades graves.
Para las muertes, Phinace utilizó el aumento absoluto anual promedio en el exceso de muertes desde 2021, que fue del 0,05% para el grupo demográfico de 25 a 64 años, que ascendió a $5600 millones en pérdida de productividad.
En total, encontraron un «costo económico» total de 147.800 millones de dólares en 2022 debido a las vacunas contra el covid-19.
