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DISCURSO DESDE RUMANÍA

‘Agenda Hungría’ (I): Orbán detalla su plan frente al globalismo

Viktor Orbán. primer ministro de Hungría. Reuters
Viktor Orbán. primer ministro de Hungría. Reuters

El pasado 23 de julio, el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, pronunció un discurso ante estudiantes y universitarios de Bálványos en el XXXI Campamento Gratuito de Verano, donde, con lucidez y atrevimiento, apoyándose en el dato realista que mata el relato ideológico expone lo que, a su entender, son los retos a los que se enfrenta la nación húngara, y por extensión, toda Europa.

El discurso de Orbán enfrenta la realidad con prudencia y humildad, reconociendo que en su discurso de 2019 nada aventuraba lo que iba a suceder en la siguiente década: primero, la crisis sanitaria provocada por el coronavirus de Wuhan y la consiguiente crisis económica global; segundo, el inicio de una guerra en Europa y finalmente la tremenda emergencia energética y crisis económica que como una gran sombra se cierne sobre esta Tierra Media europea.

Retos, miedos y peligros que amenazan ciertamente a Europa y la han colocado al borde del colapso por su incapacidad de tomar decisiones propias acertadas, su sometimiento al fanatismo climático, su errática política inmigratoria, su inexistente política internacional, su traición a los valores e instituciones europeas como la familia o su consciente y programado suicidio demográfico. Leyendo a Orbán he revivido todos y cada uno de los elementos esenciales que constituyen la columna vertebral de la Agenda España que VOX proclama en el desierto intelectual en que se han convertido hoy el Congreso de los Diputados o el Parlamento Europeo.

El discurso sigue un esquema formal muy sencillo: exposición de la realidad, análisis de sus consecuencias visibles y previsibles, juicio crítico del comportamiento de todos los actores en el panorama internacional, y finalmente, su posición frente a la realidad misma. No hay en su discurso concesión alguna al materialismo dialéctico ni a un espiritualismo alejado de la realidad. Su forma de afrontar los retos europeos y occidentales tiene un hilo conductor: la defensa de los intereses y necesidades de los húngaros ante los retos y peligros; y la protección de los valores que han hecho y hacen de Hungría una nación europea y cristiana, reconocible en el discurrir universal de las naciones ante las amenazas claras que llegan de Bruselas.

Orbán, se diría, si me permiten la licencia, expone en su intervención su propia Agenda Hungría – desgranando eso sí en parte del discurso el éxito de las medidas adoptadas por su gobierno que le han permitido el pasado abril revalidar su mayoría parlamentaria de dos tercios -, del mismo modo que VOX alumbró hace casi un año, en el Viva 21, su Agenda España. La coincidencia formal es clara: los retos de Hungría, los retos de España no pueden ser enfrentados ni superados aceptando sin más la agenda globalista y federalizante que es – en gran parte y eliminando el riesgo-país – la causante de los males que acechan Europa.

Por su importancia, me permitirá La Gaceta, que desgrane en varios artículos el discurso de Orbán. Sirvan estas primeras líneas para llamar la atención del ávido lector.

Solo una nota más en esta primera entrega. Orbán hace gala de un extraordinario sentido del humor, tan húngaro, ¡y tan español! No son pocas las coincidencias entre el carácter y temperamento de los húngaros y de los españoles, a pesar de la distancia y a pesar de que los húngaros hablan un idioma para húngaros y nosotros hablamos un idioma para el mundo, de vocación universal. Y una de esas similitudes, que advertí ya en mi primera visita a Budapest, es el extraordinario sentido del humor de los magiares.

En sus primeras palabras Orban bromea con su mayoría parlamentaria de “dos tercios” y el “tercio” o “dos tercios” de auténtico spritz húngaro – en función de la proporción de soda y vino – que estudiantes y universitarios disfrutan en las calurosas jornadas de verano. Pocos saben que el spritz tiene su origen en Hungría, del mismo modo que pocos conocen que fue España la que con Elcano circunnavegó la Tierra.

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