«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La propia ministra denunció penalmente a Bendels por difamación

Condenan a un periodista alemán por un meme en la red social X sobre la ministra del Interior

Policía alemana. Europa Press

Cuando el vicepresidente norteamericano, J.D. Vance, dio su ya famoso discurso en Múnich lamentando la muerte de la libertad de expresión en Europa provocó un vociferante coro de respuestas indignadas que venía a probar lo que el político estadounidense estaba denunciando: en Europa no se pueden expresar determinadas opiniones contra el poder.

Ahora lo ha vuelto a demostrar, para su mal, un periodista alemán, condenado por un «meme» en X. David Bendels, director de Deutschland Kurier, ha sido amenazado con prisión y condenado a siete meses de libertad condicional por un «chiste» en la red de Elon Musk, la sentencia más severa jamás impuesta a un periodista por un delito de expresión en la República Federal de Alemania.

El «meme» es sencillo, incluso soso: muestra una foto trucada de la ministra del Interior, Nancy Faeser, sosteniendo un cartel que reza «¡Odio la libertad de expresión!». Y Faeser ha demostrado que es absolutamente cierto. Bendels pretendía satirizar los inquietantes planes de Faeser de restringir la libertad de expresión, los viajes y la actividad económica de los disidentes políticos en Alemania, anunciados en rueda de prensa hace unas semanas.

La propia Faeser, en persona, denunció penalmente a Bendels por difamación. El Tribunal de Distrito de Bamberg ya condenó sumariamente a Bendels a pagar una multa cuantiosa por este delito de expresión «contra un personaje de la vida política «. Porque los políticos, que en una democracia real deberían ser los objetivos más legítimos de la crítica pública, en Alemania son personas especiales y más importantes que el vulgo.

El mismo Tribunal de Distrito de Bamberg ya había procesado antes al jubilado Stefan Neihoff por otro «meme» donde llamaba imbécil al ministro de Economía alemán, Robert Habeck. También en este caso fue la Policía, que al parecer no tiene casos de delitos graves de qué ocuparse, la que alertó al político de la osadía de este plebeyo.

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