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REFUERZA LA SOBERANÍA NACIONAL

El Gobierno de Orbán prepara una nueva ley de inmigración más severa: «Los puestos de trabajo en Hungría pertenecen primero a los húngaros»

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Europa Press

El Gobierno húngaro prepara un exhaustivo proyecto de ley de inmigración que busca reformar todavía más la soberanía nacional. El primer ministro, Viktor Orbán, enfatiza que los empleos deben priorizarse para sus compatriotas. «Debemos regular claramente quién puede permanecer en Hungría y por cuánto tiempo. Hungría es para los húngaros y los puestos de trabajo en Hungría pertenecen primero a los húngaros», recoge el documento.

Uno de los aspectos clave de la propuesta es regular la residencia y el empleo. La ley propone una regulación más rigurosa sobre quién puede residir en Hungría y por cuánto tiempo. Se destaca que ni el empleo «ni otras formas de residencia» pueden ser ilimitados o prorrogados automáticamente.

El documento también subraya la soberanía de Hungría para determinar quién puede entrar a su territorio. Además, pone el foco en la necesidad de que todos respeten las leyes y normas de coexistencia húngaras, con la salida inmediata del territorio en caso de incumplimiento. La propuesta también establece condiciones estrictas para la contratación de trabajadores invitados (con una estancia limitada en Hungría).

Esta nueva ley endurece las normas laborales con el objetivo de proteger a Hungría de la inmigración ilegal y masiva. La propuesta aclara que la residencia en Hungría no es un derecho fundamental para los extranjeros. La permanencia continua sólo es posible con el permiso del Estado, siempre que su presencia sirva a los intereses de la sociedad húngara y sin perjudicar a los ciudadanos húngaros.

La política de Orbán es aplaudida por los conservadores de toda Europa. El eurodiputado holandés del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), Rob Roos, ha elogiado en las redes sociales la tranquilidad de las calles húngaras atribuyendo el mérito al primer ministro. «Las calles de Europa occidental están llenas de turbas antisemitas que corean consignas genocidas. Mientras tanto, las calles húngaras están tan tranquilas como siempre y el primer ministro, Viktor Orbán, merece todo el crédito. Sabía que una política de inmigración estricta traería muchos beneficios», ha concluido.

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