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«AHORA SIEMPRE TENGO MIEDO. NO QUIERO ESTE FUTURO PARA MIS HIJOS»

El testimonio viral de una joven francesa: «¿Es racista denunciar en qué se ha convertido mi vida diaria como mujer por culpa de la inmigración?»

Bandera de Francia. Europa Press

«Por vuestro futuro y el de vuestros hijos, o el de vuestros futuros hijos: votad bien«. Así termina el testimonio viral de Lili R, una joven francesa de 26 años que ha denunciado a través de las redes sociales la realidad que cada vez más mujeres sufren en Francia como consecuencia de la inmigración descontrolada.

Lili detalla que su vida diaria «se ha vuelto insoportable» en una carta que ha sido difundida en X por el analista francés Damien Rieu y que ya han leído más de cinco millones de personas. «Escribo esto porque hace diez años podía salir con mis amigas por la noche, a cualquier hora, sin que me molestaran, me insultaran, me persiguieran o me apuñalaran«, explica esta joven.

Esta francesa detalla las situaciones de inseguridad que ha vivido, tanto ella como su pareja durante los últimos años y concreta que esos momentos «son obra de hombres de origen subsahariano o norteafricano». «Un hombre blanco nunca se ha comportado conmigo de esa manera», incide.

A continuación puede leer en español el testimonio viral de esta joven francesa:

«Tengo 26 años, soy rubia de ojos claros y siempre he vivido en el distrito 6 de Lyon, que se considera la zona más elegante. Y mi vida diaria se ha vuelto insoportable. Escribo esto porque hace diez años podía salir con mis amigas por la noche, a cualquier hora, sin que me molestaran, me insultaran, me persiguieran o me apuñalaran. Menciono lo de apuñalar porque, hace tres años, mi novio y dos de sus amigos fueron abordados por un grupo de hombres cuando volvían a casa. Los rodearon y le robaron el móvil a uno de ellos. Intentaron defenderse y mi novio, aunque juega al rugby y está muy fuerte, se llevó un navajazo en el brazo al protegerse el cuello, que era el objetivo. Intentaron apuñalarle en el cuello. En cuanto a mí, a menudo me siguen hombres, me insultan porque no les contesto o porque les digo que tengo novio. Un día me escupieron. Cada vez es más frecuente que me silben como a un perro, o me hagan ‘ksksks’ como a un gato. Me han pasado cosas del estilo una treinta veces sólo durante el último año. Hace seis meses adoptamos un cachorrito. Una noche, mi novio salió a pasearlo a las nueve de la noche y tres hombres intentaron robarle el cachorro. Desde entonces, sólo salimos por la noche en pareja y yo siempre llevo spray de pimienta en el bolso. En nuestro barrio, justo en nuestra cuadra, hay tres puntos de venta de droga que operan constantemente. Día y noche. Con todo lo que eso conlleva: vigilantes paseándose y merodeando delante de nuestra casa, gritando, drogándose y molestando a la gente, sobre todo a las mujeres. Todos los hechos que he mencionado (y sólo son una parte de lo que hemos pasado) son obra de hombres de origen subsahariano o norteafricano. Un hombre blanco nunca se ha comportado conmigo de esa manera. ¿Es racista denunciar en qué se ha convertido mi vida diaria como mujer por culpa de la inmigración? ¿Es mi realidad, mi vida diaria, racista? ¿No tengo tanto derecho como cualquier otra persona a denunciar actos de violencia traumáticos, simplemente porque los cometen extranjeros o inmigrantes? Para ser claros, no me he referido a los hombres en general, sino específicamente a hombres (a veces menores de edad) de origen inmigrante. Ahora, y desde hace unos cuatro años, la forma en que vivo mi vida ha tenido que cambiar para vivir con esta inseguridad constante. Ahora vivo con un spray de pimienta en la puerta de casa, una pistola ‘taser’ y una pistola falsa, después de sufrir un intento de robo. Hemos puesto una cerradura adicional en la puerta de casa. Tenemos una cámara de seguridad en el piso. En el bolso llevo un segundo spray de pimienta; en el llavero un mosquetón de bronce. Nunca entro en un edificio sin mirar antes a ambos lados de la calle por si me está siguiendo un hombre. Nunca hago contacto visual, ya sabéis con quién. Cambio a la otra acera constantemente. Ya no salgo sola de casa después de las nueve de la noche. Ya no uso el transporte público por razones obvias. Tengo miedo cuando estoy sola en casa. Tengo miedo cuando salgo de casa. Ahora siempre tengo miedo. No quiero este futuro para mis hijos que, por suerte, aún no están aquí. No entiendo a la gente que no ve que Francia se está convirtiendo en una cuna de inseguridad a causa de los inmigrantes. Inseguridad para las mujeres, pero también para los hombres. Así que, por vuestro futuro y el de vuestros hijos, o el de vuestros futuros hijos: votad bien».

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