La Oficina Europea de Policía (Europol) ha reconocido este martes que los procesos de radicalización islamista de menores en Europa ya no distinguen entre el mundo digital y la vida real. La agencia ha admitido, durante una comparecencia ante la Comisión LIBE del Parlamento Europeo, que las redes extremistas emplean contenidos audiovisuales, juegos y plataformas visuales atractivas para captar a jóvenes, aunque ha evitado concretar los nombres de los grupos o actores implicados.
La declaración fue una respuesta directa a la intervención del jefe de la delegación de VOX en el Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, quien denunció la inacción de las instituciones comunitarias frente a una amenaza estructural y persistente que afecta a toda la Unión. «Entre nosotros viven terroristas, lo saben todos los europeos», ha advertido.
Buxadé ha insistido en que el fenómeno no es reciente ni se limita al entorno digital. «Llevamos con niveles de alerta terrorista muy altos durante décadas», afirmó, recordando que en España se han registrado más de 300 detenciones por terrorismo yihadista en los últimos cuatro años y medio, y que en lo que va de 2025 ya se contabilizan 60 detenidos. «Todas las semanas vemos un coche que atropella, un machete que se clava en un policía… pero el problema no es el coche, el machete o la pistola. El problema es quién lleva ese machete, esa pistola o ese coche», subrayó Buxadé.
Europol ha confirmado que los procesos de radicalización se desarrollan simultáneamente en la red y en la vida real. «Los jóvenes ya no diferencian entre fuera de línea y en línea», ha señalado. Según la agencia, la captación se lleva a cabo mediante vídeos cortos, memes y juegos digitales, empleados como vehículos de entrada al extremismo.
En este sentido, Buxadé ha advertido, además, de la existencia de una estrategia de islamización progresiva bajo apariencia moderada, impulsada por organizaciones como la sociedad de los Hermanos Musulmanes. Ha citado el último informe del Ministerio del Interior francés, en el que se señala que dicha organización promueve su agenda ideológica desde el interior de escuelas, mezquitas y plataformas digitales, utilizando vías institucionales para infiltrarse en el tejido educativo y social europeo. «Parece que hay dos ámbitos: la radicalización online y la que se da en la vida real, en una escuela, en una universidad islámica o en una mezquita. Pero ambas forman parte de una misma estrategia».
En ese contexto, ha lanzado una pregunta directa a los responsables institucionales: «¿Estamos siendo capaces de identificar a quienes captan a estos jóvenes? ¿Y están los Estados miembros aplicando reformas penales suficientes para condenar con la máxima severidad estos delitos?»