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De la muerte como último recurso a la muerte como opción predeterminada

Eutanasia en Países Bajos: la historia de Zoraya ter Beek, la joven de 28 años cuya muerte está prevista para mayo

Zoraya ter Beek eutanasia
Zoraya ter Beek en una foto compartida por ella en Twitter.

Zoraya ter Beek tiene 28 años y vive en un pequeño pueblo holandés cerca de la frontera con Alemania. Comparte su casa con su novio, del que está enamorada, y con sus dos gatos, y aunque durante un tiempo imaginó convertirse en psiquiatra, Zoraya ya no imagina nada. Ha decidido que no quiere vivir y, tal y como ha solicitado, en mayo recibirá la eutanasia.

Ter Beek tiene un buen estado de salud, como la mayoría de gente de su edad, pero sufre problemas mentales desde hace años. Fue diagnosticada con autismo, depresión y trastorno límite de la personalidad y aunque, asegura, lo ha intentado todo para recuperarse, no lo ha conseguido. Lo mismo le ha dicho su psiquiatra: «Me dijo que no había nada más que pudiesen hacer por mí, que nunca mejoraría«.

Fue entonces cuando Zoraya tomó la decisión: quería morir. «Siempre tuve muy claro que si esto no mejora, no puedo seguir»; ha confesado a la periodista Rupa Subramanya quien ha recogido su historia en The Free Press.

Esta joven holandesa ya tiene todo preparado para lo que ella considera el momento de su «liberación». Será incinerada, cuenta: «No quería ser una carga para mi pareja con la tarea de mantener la tumba ordenada. Aún no hemos elegido una urna, ¡pero esa será mi nueva casa!«.

Hace tres años solicitó la eutanasia y, desde entonces, ha recibido la aprobación de tres psiquiatras para acceder al suicidio asistido. Estos expertos han dictaminado que «su padecimiento es incurable». La primera aprobación llegó en el mes de julio, la segunda en agosto, y Ter Beek acaba de recibir la tercera, tras la que ha decidido elegir una fecha en el mes de mayo para morir.

«Quiero que sea sin música. Me sentaré en el sofá de la sala de estar. La doctora realmente se toma su tiempo. No es que entren y digan: ¡acuéstate por favor! La mayoría de las veces primero hay una taza de café para calmar los nervios y crear un ambiente suave. Luego me pregunta si estoy lista y ocuparé mi lugar en el sofá. Una vez más me preguntará si estoy segura, iniciará el trámite y me deseará un buen viaje. O, en mi caso, una buena siesta, porque odio que la gente diga: ‘Buen viaje’. No voy a ninguna parte«, ha detallado a TFP

Después el médico le administrará un sedante, seguido de un fármaco que detendrá el corazón de Ter Beek. Cuando haya muerto, un comité de revisión de la eutanasia evaluará su muerte para garantizar que el médico cumplió con los «criterios de debida diligencia» y el Gobierno holandés (casi con seguridad) declarará que su vida terminó legalmente.

No habrá ningún funeral. Ter Beek sólo quiere que sea su novio quien esparza sus cenizas en «un bonito lugar en el bosque» que ambos han elegido. «Tengo un poco de miedo a morir porque es lo más desconocido. Realmente no sabemos qué sigue, ¿o no hay nada? Esa es la parte aterradora«, confiesa.

Eutanasia en Países Bajos: de la muerte como último recurso a la muerte como opción predeterminada

Ter Beek forma parte de un número cada vez más grande de personas en Occidente que eligen poner fin a sus vidas en lugar de vivir con dolor. Dolor que, en muchos casos, puede tratarse

Por lo general, cuando se piensa en personas que están considerando el suicidio asistido, se piensa en personas que sufren una enfermedad terminal. Pero este nuevo grupo sufre otros síndromes: depresión o ansiedad, dicen, por la incertidumbre económica ,el clima ,las redes sociales y una variedad ilimitada de miedos y decepciones

«Veo la eutanasia como una especie de opción aceptable presentada por los médicos y los psiquiatras, cuando antes era el último recurso«, ha asegurado Stef Groenewoud, especialista en ética de la atención sanitaria de la Universidad Teológica de Kampen, en los Países Bajos, a TFP. «Veo este fenómeno especialmente en personas con enfermedades psiquiátricas, y sobre todo en jóvenes con trastornos psiquiátricos, donde el profesional de la salud parece abandonarlos más fácilmente que antes«, añade.

Otro experto, Theo Boer, profesor de ética de la atención sanitaria en la Universidad Teológica Protestante de Groningen, formó parte durante una década de una junta de revisión de la eutanasia en Países Bajos. «Entré al comité de revisión en 2005 y estuve allí hasta 2014. En esos años, vi cómo la práctica holandesa de la eutanasia evolucionó desde la muerte como último recurso hasta la muerte como opción predeterminada«, cuenta. Finalmente dimitió. 

Boer decidió dejarlo por personas como Zoraya ter Beek, quienes, según los críticos, están siendo alentados a suicidarse por leyes que desestigmatizan el suicidio, una cultura de las redes sociales que lo glorifica y activistas radicales por el derecho a morir que insisten en que eso es «ser libre».

«Han sido víctimas, a ojos de los críticos, de una especie de contagio suicida«, dictamina Subramanya.

Las estadísticas sugieren que estos críticos tienen razón. En 2001, los Países Bajos se convirtieron en el primer país del mundo en legalizar la eutanasia. Desde entonces, el número de personas que eligen esta opción no ha parado de crecer. 

En 2022, el último año del que se tienen datos, los funcionarios holandeses registraron 8.720 casos en los que se aplicó la eutanasia, un 13,7% más que en 2021, cuando hubo 7.666 casos. De un total de 170.100 muertes que se produjeron en Países Bajos en 2022, la eutanasia tuvo que ver con más del 5% del total.

Después de que la historia de Ter Beek se haya hecho viral en redes sociales tras aparecer en The Free Press, esta joven ha decidido borrar su cuenta de Twitter en la que ofrecía detalles sobre el proceso. Antes de borrar su usuario ha mostrado su descontento con la visión que se ha ofrecido de su historia en este periódico.

«Han tergiversado mis palabras. ¡Me hizo creer que el artículo resaltaría cuán estricta es la ley holandesa comparada con la de Canadá (…) Sé que la eutanasia en el extranjero todavía se considera un asesinato, basado en desinformación, miedo o creencias. Esta pieza no ayuda para nada», ha denunciado.

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