«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Dice que las redes sociales «han alimentado el odio»

La líder de Los Verdes de Irlanda aboga por restringir la libertad «por el bien común»

Pauline O'Reilly (izquierda). Twitter

Empieza a convertirse en un estribillo de nuestro tiempo. Son malos tiempos para la libertad de expresión, nuestros mayores quieren proteger nuestros oídos virginales de la «desinformación» y limitar nuestro conocimiento a las verdades oficialmente aprobadas. Y todo, por el bien común.

Y pocas ideologías se muestran tan ansiosas de censura como la «verde». Que se lo digan a Pauline O’Reilly, líder del Partido Verde irlandés, que durante la presentación más groseramente liberticida presentada hasta la fecha en un parlamento europeo pidió «restringir la libertad» para protegerla.

La ley de marras es Orwell destilado, en estado puro. Tipifica como delito la «incitación a la violencia o al odio» contra personas con «características protegidas», así como la «condonación, negación o banalización flagrante del genocidio, los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de paz». Todo tan vago (tan antijurídico), que cualquiera puede ser acusado en cualquier ocasión si pone un comentario en Internet que pueda molestar a alguien de un «grupo protegido». Incluso la mera posesión de «material de odio» es punible con esta esperpéntica ley en la mano.

Hablando ante el Senado irlandés esta semana, la presidenta del Partido Verde, Pauline O’Reilly, declaró que «cuando uno piensa en ello, toda ley y toda legislación se refiere a la restricción de la libertad. Esto es exactamente lo que estamos haciendo aquí. Estamos restringiendo la libertad pero lo estamos haciendo por el bien común».

O’Reilly aseguró que renunciar a la libertad no era nada nuevo ni amenazante: «A lo largo de nuestra Constitución se puede ver que aunque todo el mundo tiene derechos, estos están restringidos por el bien común. Todo tiene que estar equilibrado». Y sigue: «Si las opiniones de una persona sobre las identidades de otras personas hacen que sus vidas sean inseguras y les causan una incomodidad tan profunda que no pueden vivir en paz, nuestro trabajo como legisladores es restringir esas libertades por el bien común«.

¿Cuándo es tan profunda la incomodidad frente a la opinión de otro que uno no pueda «vivir en paz»? Cuando así lo proclame el miembro de alguna de las tribus de víctimas autodesignadas favoritas del régimen.

Para O’Reilly, no se trata más que de penalizar con el código lo que ya se penaliza privadamente en medios y redes. «Las redes sociales han alimentado el odio, pero también han puesto en evidencia la odiosa, sucia e inmunda sentina que se oculta en la sociedad irlandesa. Ese odio siempre ha existido”.

Por supuesto, si se tratara de una excentricidad irlandesa, esto ni siquiera sería noticia. Lo alarmante es que todo indica que se trata de un precedente, que probablemente esta ley, con retoques cosméticos, se replicará en todo Occidente. Al menos será así si el pueblo no gana la carrera a los globalistas en las urnas, lo que no parece que vaya a suceder en breve.

Todo esto es parte de un movimiento implacable en Europa, particularmente por parte de la Unión Europea, para hacer retroceder los valores occidentales de libertad de expresión que alguna vez definieron a los países.

TEMAS |
+ en
.
Fondo newsletter