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TRAS EL CAMBIO RADICAL DE POSTURA DE ALEMANIA Y DINAMARCA

Los países nórdicos acuerdan un programa común de deportaciones

La reunión del Consejo Nórdico de Ministros celebrada el pasado martes en la ciudad de Copenhague ha resultado en la firma de un acuerdo de cooperación en materia de deportaciones. Durante el encuentro, los ministros de justicia e inmigración de Dinamarca, Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia acordaron establecer un modelo de repatriación similar al implantado por Dinamarca y que organizará vuelos conjuntos a los países de origen.

La lucha contra la inmigración ilegal en los países del norte de Europa se ha intensificado en los últimos años. Varios países nórdicos se han visto obligados a tomar decisiones difíciles en esta materia tras experimentar una oleada de solicitudes de asilo. Algunos incluso han optado por acoger a los inmigrantes temporalmente fuera de sus fronteras.

En 2021, el parlamento danés aprobó por mayoría la normativa que realoja a los solicitantes de asilo en centros situados en territorio de terceros como Ruanda mientras se evalúa su solicitud. El gobierno sueco ha optado por seguir una estrategia similar, endureciendo la legislación vigente a fin de detectar el mayor número de personas en situación irregular posible. En esta línea, el primer ministro sueco Ulf Kristersson, anunció una medida que obliga a los colegios a informar sobre la presencia de menores cuyos progenitores sean inmigrantes ilegales. La negativa de Irak y Afganistán, principales países de origen de los extranjeros en situación irregular, de aceptar repatriaciones forzosas de sus propios nacionales dificulta la lucha de la Agencia Sueca de Migración y de las autoridades competentes en otros países.

Tras el encuentro mantenido en Dinamarca, el ministro de inmigración e integración danés Kaare Dybvad Bek anunció un programa de ayuda para inmigrantes africanos que acepten regresar a su país de origen de forma voluntaria. La prioridad del grupo parece encontrarse en la deportación de todos aquellos que no estén en posesión de un permiso de residencia, así como en “evitar que viajen a través de nuestros países bajo el radar de las autoridades”, según declaraciones de Bek. Entre otras cosas, la cooperación entre los países miembros del Consejo Nórdico abarcará acuerdos comunes con terceros países, así como vuelos de repatriación conjuntos.

Dinamarca se ha constituido precursor del movimiento nórdico en contra de la inmigración. En 2019, el gobierno dirigido por la primera ministra Mette Frederiksen se propuso reducir el número de inmigrantes a través de políticas como la decisión de revocar los permisos de residencia a los solicitantes de origen sirio, así como a la negación de ayudas financieras a los inmigrantes; una medida que también ha adoptado su vecina Suecia, junto con una campaña que desalienta a los inmigrantes a escoger Suecia como destino. Así lo exteriorizaba su ministra de inmigración Maria Malmer Stenegard, que afirmaba con contundencia: “en Suecia ya no hay cultura de bienvenida”.

Los acuerdos con Estados del norte de África fue otro de los temas del encuentro entre los ministros que asistieron al Consejo Nórdico. Una petición que ha llegado hasta las instituciones europeas por parte de Estados como Italia o Suecia y que evidencia la propagación de las políticas antiinmigración que entienden las deportaciones como un paso fundamental para luchar contra la inmigración ilegal.

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