«Resistirse a una orden de expulsión es poner en peligro la seguridad de otros residentes y también de los vecinos de la población afectada», apuntó el titular de Interior germano.
El ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, advirtió este jueves de que se procederá con «mano dura» con los refugiados que se resistan a su expulsión, al tiempo que justificaba el operativo policial organizado en un albergue, después de que 150 residentes impidieran violentamente la deportación de un togolés.
Tratar de plantar cara a la orden de expulsión es «una bofetada en la cara al estado de derecho alemán», apuntó Seehofer, líder de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido hermanado a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel.
El titular de Interior expresó asimismo su «total apoyo» a las autoridades del «Land» de Baden-Württemberg, en el sur del país, donde se encuentra el albergue de Ellwanger, en el que se produjo el incidente con el togolés, de 23 años.
Un amplio operativo policial irrumpió en el centro este miércoles para proceder a la expulsión del refugiado, después de que la noche del lunes fracasara un primer intento para expulsarlo, al presentar resistencia de forma violenta unos 150 residentes.
En el albergue de Ellwangen están acogidos unos 500 residentes, la mayoría de ellas procedentes de países africanos.
Para Seehofer, quien en la anterior legislatura y desde su posición de líder de la CSU criticó duramente la política migratoria de Merkel, recordó ahora que el objetivo de la actual gran coalición es «rebajar» la llegada de nuevos solicitantes de asilo y acelerar las expulsiones de quienes han visto rechazada su solicitud.
«En el pacto de coalición está fijado ese objetivo«, insistió el ministro bávaro, para quien las tres formaciones implicadas en el Ejecutivo -CDU, CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD)- coinciden en que no puede repetirse la situación vivida en 2015, en que Alemania recibió una cifra récord de refugiados.
Desde ese año y hasta mediados de 2018, al país llegaron 1,3 millones de solicitantes de asilo y ahora no puede demorarse por más tiempo la tarea de expulsar a quienes no tienen perspectivas de quedarse en el país, prosiguió el ministro.
«Resistirse a una orden de expulsión es poner en peligro la seguridad de otros residentes y también de los vecinos de la población afectada», apuntó Seehofer.
Los incidentes registrados en Ellwangen has provocado un gran revuelo en el país y ocupan la portada del popular diario «Bild», el más leído de Alemania, que apunta a que los refugiados «se lanzaron sobre los policías» para «impedir violentamente» la expulsión del togolés.
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