«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
TRAS EL AUMENTO DE LA PRESIÓN MIGRATORIA EN LAMPESUSA (ITALIA)

Mélenchon promete regularizar a miles de inmigrantes ilegales si gana las próximas elecciones en Francia

Jean-Luc Mélenchon. Europa Press

Jean-Luc Mélenchon, fundador del partido izquierdista Francia Insumisa reaccionó el pasado domingo a la ola de inmigración en la isla italiana de Lampedusa. El líder de la extrema izquierda francesa advertió sobre «una ola de regularización masiva» si llega a la presidencia de la República francesa.

En los últimos meses, las fronteras exteriores de la Unión han experimentado un flujo incesante de inmigrantes ilegales. Italia, al igual que España y otros países de la costa mediterránea, ha sufrido en primera persona la ola migratoria, con cientos de pateras procedentes del norte de África.

El domingo, la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, visitó la isla de Lampedusa junto con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Una ocasión que Meloni aprovechó para reclamar un mayor apoyo europeo y dejó claro que «el objetivo debe de ser las repatriaciones, no la redistribución de los inmigrantes».

Las contribuciones de Bruselas a la cuestión migratoria se han centrado tradicionalmente en la redistribución de ilegales entre sus miembros, como se pudo observar en 2015. A pesar de la emergencia migratoria actual, la estrategia no parece haber cambiado. Hace tan sólo unos meses, el Consejo de la Unión Europea daba el visto bueno al polémico acuerdo migratorio que prevé multas de hasta 20.000 euros por inmigrante para aquellos países que se resistan a aceptar una cuota.

La izquierda francesa liderada por Mélenchon ha dado ahora un paso más al proponer la regularización de inmigrantes, en especial de aquellos que trabajan de forma clandestina. Durante una entrevista en la cadena de televisión francesa BFM, el político francés planteó su respuesta a la situación en la isla de Lampedusa, instando a un esfuerzo conjunto. Según declaró, Francia es «capaz de acoger a 250» y es que, según apuntó, «la mayoría de países de Europa necesitan inmigración». Una teoría que ha conducido a Francia a que más de tres cuartos de su crecimiento demográfico esté atribuido a su inmigración, de acuerdo a datos publicados por el Instituto Montaigne.  

El panorama migratorio francés, con más de 8 millones de inmigrantes —de los que entre 300.000 y 600.000 carecen de papeles— y un gasto de 170.000 millones al año dedicado a ello, parece no satisfacer a su población. Así lo demuestra la encuesta realizada por la empresa francesa Toluna, según la cual, el 72% de los ciudadanos franceses considera la inmigración un riesgo para la seguridad. Una opinión que se ha visto reflejada en las últimas encuestas electorales; los últimos sondeos realizados por Harris Interactive otorgan a Le Pen, líder de Agrupación Nacional, uno de cada tres votos, es decir, un porcentaje equivalente al 30% de la intención de voto.

La cuestión migratoria apunta a ser un tema candente en la campaña electoral de las europeas. En plena negociación de un nuevo pacto europeo sobre inmigración y una oleada masiva de inmigrantes en Italia, ya son varios los partidos que han actualizado su postura adaptándola a la situación. Recientemente, Emmanuel Macron, presidente de la República francesa, anunció su intención de reducir la llegada de inmigrantes, como también la posibilidad de un referéndum sobre ello en Francia.

El próximo junio se disputarán dos modelos contrapuestos: una política de puertas abiertas promovida por partidos como los Socialistas y Demócratas Europeos (S&D) y los Verdes o aquella propuesta por el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), e Identidad y Democracia (ID); el presidente de los primeros, Ryszard Legutko, abordó el efecto de la inmigración en la seguridad de países como Francia o Bélgica durante su discurso sobre el Estado de la Unión. Un aspecto prioritario para el grupo y sus miembros. Así lo manifestó Meloni en su visita a Lampedusa: «El futuro de Europa se juega aquí, porque el futuro de Europa depende de la capacidad de Europa de afrontar los grandes desafíos, como estos flujos migratorios sin control».

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