La pequeña Indy Gregory ha fallecido esta madrugada. Después de ser condenada a muerte por la justicia británica, la bebé de ocho meses de vida ha muerto en el hospital, desconectada de la respiración artificial que le mantenía con vida. La orden del juez pretendía mantener la «dignidad de vida» de Indy.
Un desenlace trágico tras unas semanas de lucha contra la Justicia de Reino Unido, a la que pronto se unieron la Iglesia Católica y el Gobierno italiano, presidido por Giorgia Meloni. En primer lugar, el Hospital pediátrico Bambino Gesù de Roma, que depende del Papa Francisco, se puso a disposición de tratar a la pequeña Indy. Y el Gobierno de Meloni también puso de su parte: «Dicen que no hay muchas esperanzas para la pequeña Indy, pero hasta el final haré lo que pueda para defender su vida. Y defender el derecho de sus padres a hacer todo lo posible por ella», zanjó Meloni en Twitter.
La ayuda se concretó el pasado 7 de noviembre. Entonces el Gobierno presidido por Meloni concedió a la bebé la nacionalidad italiana, pocas horas antes de que acabara el plazo ordenado por la Justicia para desconectar a Indy de la respiración artificial. La enfermedad mitocondrial de la pequeña fue considerada como los médicos como «incurable». El juez olvidó, sin embargo, que ninguna persona es «incuidable».
El pasado 10 de noviembre, pese a la oposición de los padres y pese a tener la nacionalidad italiana, los jueces británicos confirmaron la sentencia que ha terminado con la vida de Indy. Ese mismo día el padre de la pequeña declaró: «Claire y yo estamos nuevamente disgustados por otra decisión unilateral de los jueces. El mundo entero está mirando y está sorprendido por cómo nos han tratado. Claire y yo siempre hemos querido lo mejor para Indy. Ella tiene derechos humanos y queríamos que tuviera el mejor tratamiento posible. Si el Reino Unido no quiso financiarlo, ¿por qué no puede ir a Italia y recibir el tratamiento y la atención que el Gobierno italiano le han ofrecido?
Tan sólo un día después, el 11 de noviembre, se le retiró el soporte vital y se le negó viajar a Italia para recibir las terapias paliativas del Babino Gesù. El Santo Padre se pronunció al respecto ese mismo día, en un comunicado difundido por la Santa Sede: «El Papa Francisco abraza a la familia de la pequeña Indy Gregory, a su padre y a su madre, reza por ellos y por ella».
La bebé, que presumiblemente fallecería el mismo sábado, respiró con dificultad durante toda la noche, según confirmaron los abogados de la familia. Sin embargo, pocas horas después, tras una noche «de cansancio» y tras respirar con una máscara, Indy Gregory ha fallecido esta madrugada.
Ante este desenlace, muchos ciudadanos han criticado a la Justicia británica, que ha causado la muerte de la pequeña. La presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, también ha lamentado el fallecimiento: «Hicimos todo lo que pudimos, todo lo posible. Lamentablemente no fue suficiente. Que tengas un buen viaje, pequeña Indy».