El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha advertido este viernes de que la Unión Europea encara un punto de inflexión con las elecciones de junio a la Eurocámara en las que busca «preservar la libertad y la soberanía» de Hungría.
Orbán ha aprovechado su discurso con motivo del Día Nacional de Hungría para exponer algunas de sus grandes líneas políticas, en las que de nuevo las críticas a la Comisión Europea han estado presentes. Cuestiona, entre otras cosas, la cercanía de los partidos de izquierda con las tesis del Ejecutivo comunitario y los califica de «traidores» a Hungría.
El líder de Fidesz ha aludido además a su compromiso para que los niños crezcan en Hungría conforme a la identidad nacional y a los valores históricos después de su Gobierno haya impulsado leyes para preservar su inocencia y evitar el adoctrinamiento LGTBI y de género en las escuelas.
Asimismo, ha abogado por una reevaluación de las prioridades. «La verdadera pregunta es qué clase de niños le dejamos al mundo. De hecho, todo depende de esto», ha dicho. Y ha contrastado el nihilismo percibido de Occidente con la convicción húngara de propósito y continuidad.
En este sentido, ha enfatizado la importancia de preservar el legado cultural e histórico de Hungría contra las influencias externas: «Todo lo que tenemos, lo recibimos de nuestros antepasados junto con la misión de sostenerlo y transmitirlo. Esta es la esencia de la libertad».
