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DISCUTEN TEMAS DE LA REGIÓN

Biden, Trudeau y López Obrador se reúnen en México durante la décima Cumbre de Líderes de América del Norte

Andrés Manuel López Obrador, Justin Trudeau y Joe Biden en México. Twitter

El contexto de la visita de Joe Biden a México -a la “X Cumbre de Líderes de América del Norte” (9-11 de enero), es que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se decidió nada casualmente este 5 de enero a detener a uno de los hijos de Joaquín “El Chapo Guzmán”, Ovidio Guzmán, que en 2019 ya había sido capturado, pero el propio mandatario socialista meses más tarde reconoció que ordenó liberarlo al instante para supuestamente evitar la masacre de unos 200 inocentes.

Pero ahora que lo detuvieron no hubo algo así como un saldo blanco, ya que murieron en acciones de fuego 29 personas -10 soldados y 19 que protegían al supuesto narcotraficante-, pero con la diferencia de que ya venía Biden en unos días y también Trudeau, aunque el presidente canadiense no parece preocuparle mucho a AMLO (ni a nadie salvo acaso a las feministas que tanto apoya).

A cambio de poner preso a Ovidio, o al menos esto luce como la causa, AMLO le pidió a Biden que le legitimara su aeropuerto militarizado que era y es una base del Ejército, aterrizando en él y no en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Primero Biden había dicho que no, que iba a llegar al AICM, pero lo convencieron los buenos oficios de Marcelo Ebrard, el canciller hiperactivo, que también quiere ser presidente de México, y el presidente emanado del partido demócrata y que carga una crisis migratoria severa, una inflación salvaje, el alza del crimen, y un país dividido en torno al aborto, sí aterrizó en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Una vez que llegó Biden, AMLO lo recibe en su aeropuerto nuevo y estéticamente horrible, además de muy lejano de la Ciudad de México, y se sube al vehículo blindado negro del norteamericano (“la bestia”), y se va platicando en privado con él durante 52.7 kilómetros, hasta llegar al hotel Presidente Intercontinental, en Polanco, donde se hospedó.

No se sabe cómo le hizo AMLO para sostener tal charla, porque no habla inglés, por lo que debió estar algún traductor a bordo, ya que Biden tampoco habla ni jota de español.

No se puede pasar por alto tampoco lo que Trudeau declaró un día antes de llegar a México. Le recordó al izquierdista AMLO que se está saliendo del redil: “AMLO es parte del Tratado de libre comercio de América del Norte (T-MEC) y tiene que cumplir con las reglas”, aludiendo a que el socialismo blando del mexicano hace que busque privilegiar a empresas estatales por encima de las privadas mexicanas, o de EU y Canadá, en el ramo energético.

“Tanto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como yo, vamos a ser bastante claros con el presidente López Obrador, de que esto debe entenderse como una forma de ayudar a México a desarrollarse para atraer inversiones de empresas en Canadá y Estados Unidos”, añadió Trudeau.

El resto del contexto de esta reunión de los “tres amigos”, es, además, una nueva tragedia: el choque de trenes del metro en la línea 3, este sábado 7 de enero, dejando al menos una mujer muerta, y más de 100 lesionados.

En 2019 -no se olvida- hubo otro serio problema en el metro y murieron 27 personas. Pero la Jefa de Gobierno no renuncia y antes bien, quiere ser presidenta y el país está lleno de anuncios espectaculares con su imagen, de los que ya ha salido a decir que no tiene nada que ver con ellos, según. 

La amenaza china

AMLO, ya en Palacio Nacional este lunes 9 de enero, dijo a Biden que quiere que América produzca todo lo que consume, para no tener que importarlo de Asia. Propone para ello una integración de todos los países incluyendo a sus amigos tiranos de Cuba y Venezuela, a quienes ya defendió antes y hasta por ellos dejó de ir a la pasada Cumbre de las Américas. Ya había propuesto lo mismo hace meses, diciendo que Estados Unidos y México están muy unidos y que hay que parar a China. 

Lo dijo el 18 de noviembre de 2021 en la pasada cumbre trilateral con Biden y Trudeau, donde llamó a la integración de todo el continente para enfrentar al gigante rojo.

Lo que no dijo es que tal dragón rojo es justo el que patrocina a sus amigos de otros países que hacen parte de su bloque socialista blando hispanoamericano. Como por ejemplo a Alberto Fernández, quien adhirió a Argentina a la nueva Ruta de la Seda a cambio de ponerle flores al mausoleo al asesino sangriento de Mao Zedong, cuando fue a China a los juegos olímpicos de invierno y Xi Jinping le dio 23 mil millones de dólares para infraestructura y proyectos de comunicación que le servirán para hacer campaña este 2023 buscando su reelección como “presidente” y para lo cual también el Grupo de Puebla lo apoyó para presidir la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).

¿Qué dijo exactamente AMLO en ese antecedente de la llamada “cumbre de los 3 amigos”? Su razonamiento, en el que ha insistido ahora en 2023, fue que juntos México, Estados Unidos y Canadá suman el 13% del mercado mundial, al tiempo que China representa el 14.4 %.

“Y este desnivel -evaluó AMLO- viene de hace apenas 30 años, pues en 1990 la participación de China era de 1.7 por ciento, y la de América del Norte de 16 por ciento”.

Así las cosas, advirtió en 2021 AMLO que si esa tendencia sigue los siguientes 30 años, en 2051 China tendría ya el dominio del 42 % del mercado mundial, mientras que México, EEUU y Canadá sólo tendrían ya un 12 %. 

Eso, cree AMLO, “además de ser una desproporción inaceptable en el terreno económico, mantendría viva la tentación de apostar a resolver esa disparidad con el uso de la fuerza, lo cual nos pondría en peligro a todos”, dijo, y es muy posible que la razón le asista al menos en esto.

Pero en los hechos, Claudia Sheinbaum, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México – que él quiere que sea su sucesora, que es su consentida y la defiende todo el tiempo- le compra más de 100 trolebuses nuevos a China, y hay inversión de tal país en la “modernización” del metro y en el Tren Maya, entre otras cosas. 

Pero a AMLO le gusta mucho su discurso de “América unida” bolivariana, como se lo dijo a Biden este lunes 9 de enero a las 6 de la tarde, con parte de su gabinete y el del demócrata estadounidense que apoya con mucho entusiasmo el aborto y el adoctrinamiento en la ideología de género hasta para el Ejército.

Mucho de lo hasta ahora dicho han sido, como siempre, lugares comunes y protocolarios, como que se busca la amistad, el bien, y el desarrollo, aunque al mismo tiempo trasciende que Biden pone acento en parar el fentanilo que está destruyendo a la juventud en su país.

Muy posiblemente por eso AMLO tuvo como prioridad la captura de Ovidio, para quedar bien con Biden, aunque el tabasqueño niega que sea para eso, pero es bastante coincidente y por ello obvio.  

AMLO nunca deja de actuar como el vocero de su bloque rojo hispanoamericano y una suerte de Bolívar posmoderno, también le reclamó a Biden tener a América Latina en algo así como el olvido. A lo cual el norteamericano reviró diciendo que ha dado millones de dólares en apoyo a los países al sur de su frontera y del hemisferio.

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