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LES SEÑALA POR INCUMPLIR SUS DEBERES COMO CATÓLICOS

El arzobispo de Guayaquil explica la excomunión de jueces abortistas del Constitucional ecuatoriano

Monseñor Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Ecuador. Twitter

Titulares locales de la prensa ecuatoriana anunciaron la noticia de que la Conferencia Episcopal del país excomulgó a los jueces abortistas de la Corte Constitucional. Y es que, aunque la Constitución del Ecuador garantiza el derecho a la vida desde la concepción, la Corte que tiene como fin resguardar la Carta Magna, pasó por encima de esta y eliminó este derecho fundamental.

Tras una entrevista en el portal local El Universo, Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia, habló a título personal y dijo que los jueces abortistas de la corte estaban excomulgados.

A través de una aclaración con el sello de la Conferencia Episcopal explicó sus declaraciones. Detalló que «la excomunión» «no es para las instituciones ni para las personas que pertenecen a otros credos filosóficos o religiones», sino que solo aplica para católicos.

Y detalló que «quien participa de forma directa o indirecta se autoexcomulga o se automargina». Es decir, no es que los haya excomulgado él ni la Conferencia Episcopal, sino que se lo hicieron a sí mismos.

Por medio del aborto en caso de violación, la Corte Constitucional logró convertir la excepción en la norma. Inicialmente la Corte exigió a la Asamblea Nacional -el Poder Legislativo local- emitir una ley que regule el aborto en este caso excepcional. Una vez aprobada, el entonces presidente Guillermo Lasso emitió un veto parcial que eliminó términos ideológicos, como «persona gestante» en lugar de mujer y garantizó la libertad de consciencia de médicos e instituciones para que se puedan negar a matar. Además, exigía la denuncia contra el violador y la oportunidad de que el médico pudiese ofrecer a la mujer otras opciones, como la adopción.

Sin embargo, por presión e intervención de agrupaciones feministas el veto fue apelado y la Corte Constitucional lo admitió. Ahora ya no es necesario denunciar al violador, los médicos han perdido la libertad de consciencia y ni siquiera pueden hacer una ecografía para constatar la edad gestacional.

En principio, la Asamblea Nacional admitió el aborto solo hasta la semana 12. Este punto fue el que más debate requirió. Pues las agrupaciones feministas exigían permitirlo 7 meses en el caso de mujeres adultas y sin límite si la embarazada era menor de edad. Este radicalismo fue rechazado por la mayoría de los legisladores. Pero ahora, al margen del Poder Legislativo, se permite en el país.

Cabe destacar que el lobby feminista intentó extender 6 semanas la posibilidad de abortar en el caso de mujeres negras, indígenas y campesinas. El entonces presidente de Ecuador, Lasso, rechazó esta medida en cuanto atentaba contra la igualdad ante la ley. Socialmente causó un quiebre entre las facciones feministas. Las más «interseccionales» señalaron a las blancas y mestizas , alegando que ostentaban sus privilegios. Cuando los hechos demuestran que eran las más radicales quienes desvalorizaron las vidas de las personas «de color».

Ahora bien, lo que más preocupa al Arzobispo y a los provida en general es que el mismo abusador puede llevar a la mujer (o menor) a abortar y el personal médico no se puede negar. Frente a esto Cabrera, que es presidente de la Conferencia Episcopal, dejó en claro su consternación por medio de una aclaración. En este sentido lamentó cómo esta medida vulnera a las mujeres víctimas de abuso sistemático.

Aborto por violación: el Caballo de Troya

Dada la dificultad de aprobar el aborto, el caso de violación ha servido como Caballo de Troya en muchas naciones para hacer avanzar el tema desde una perspectiva «jurídica». Esto puede verse claramente en EEUU. Allí, en 1973, dos abogadas feministas le ofrecieron un plato de comida a una mujer de la calle a cambio de firmar que fue violada para poder abortar. Llevaron el caso a la Corte Suprema y la abandonaron. Nunca abortó, dio en adopción a su hija y se dedicó al activismo provida. Le pusieron el nombre falso de Jane Roe. Se llama Norma McCorvey.

Todas las naciones de Hispanoamérica, salvo Cuba, defienden la vida desde la concepción. Son todas firmantes del Pacto de San José. Dicho pacto es la Declaración de Derechos Humanos de los Estados Americanos y tiene jerarquía constitucional.

En el artículo 5 del mismo se establece que las penas no son transferibles. De manera que el aborto en caso de violación sería inviable. Pues condena a un hijo por el crimen de su padre biológico. Además, el pacto es claro en cuanto se prohíbe la pena de muerte, con particular ahínco en el caso de los menores de edad.

En el caso de Ecuador adicionalmente los menores están protegidos desde la concepción. El artículo 45 de la Constitución del país sudamericano establece que el derecho a la vida está garantizado desde la concepción. Sumado a ello en el Código de la Niñez, artículo 2, se declara a los menores de edad sujetos protegidos desde la concepción hasta la mayoría de edad.

¿Está en riesgo la laicidad?

Uno de los reproches más enfáticos de esta medida es que pone en riesgo la laicidad del Estado. No obstante, no es el caso. La excomunión de los jueces no aplica en cuanto son funcionarios del Estado sino a todo fiel católico. Y la Iglesia no está interviniendo en temas de Estado sino anunciando públicamente lo que sucede con los integrantes del Cuerpo Místico de Cristo en cuanto se salen ellos mismos de ese lugar al ir contra sus enseñanzas.

Dice Proverbios 6, 16-19 que seis cosas aborrece Dios: una de ellas es las manos derramadoras de sangre inocente. Pero como es sabido, el perdón es parte elemental de la Fe cristiana. Por ende, la aclaración del Arzobispo concluye que la excomunión es una «pena curativa» para quienes promueven tales decisiones, no punitiva. Con ello se busca que la persona sea consciente de su error.

No es un dato menor que varios de los referentes más destacados de la causa provida fueron alguna vez cómplices e incluso militantes del aborto. Gracias a su testimonio, se puede conocer el dolor que existe en esa industria que solo en los EEUU produjo 65 millones de muertos desde su legalización. Entre ellos 20 millones eran negros, convirtiendo así el vientre de su madre el lugar más peligroso para un negro en EEUU. Y es la industria del aborto tiene un legado racismo, clasismo, sexismo y la creación de una sociedad elitista donde nace el deseado y el que no es eliminado. Y esto es, en esencia, la antítesis de la Iglesia, pues esta promueve el amor al prójimo; no su destrucción.

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