«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
CON UN PATRÓN RECURRENTE

Los «Twitter Files» reavivan los señalamientos de fraude electoral en Iberoamérica

UE censura Twitter
Logotipo de Twitter. Europa Press.

La izquierda no cree en la democracia, pero la usa para satisfacer sus intereses mezquinos. El escándalo de los «Twitter Files» (realmente un «Twitter-gate») reveló cómo dirigentes del partido demócrata, fuerzas de seguridad, y grandes empresas de tecnología (las «big tech») se movilizaron para censurar la información del computador de Hunter Biden, la cual pudo haber cambiado el resultado de la elección presencial norteamericana de 2020.

Pero la cosa no fue solo en los Estados Unidos. El propio Elon Musk reveló que Twitter manipuló la información de su ahora red social para favorecer a la izquierda en Brasil.

En Colombia, el Registrador señalado de beneficiar a Gustavo Petro en las elecciones de este año, Alex Vega, fue denunciado la semana pasada por falsificar su curriculum para acceder al cargo. En México, Andrés Manuel López Obrador busca reformar ilegalmente el Instituto Nacional Electoral con la única finalidad de manipularlo a su favor. En Bolivia, Evo Morales quiso perpetrar un masivo fraude en las elecciones de 2019; ahora Luis Arce posterga la realización del censo que demostraría que, en algunas provincias, hay más electores que habitantes.

Los modernos fraudes electorales no se limitan a robar votos en las mesas, sino que incorporan muchos otros aspectos, que incluyen la adulteración del padrón electoral, la manipulación del software de las máquinas de votación, el manejo de falsas encuestas, el uso de «bots» en las redes sociales, el financiamiento proveniente del narcotráfico, entre muchos otros.

Son técnicas de la izquierda que se perfeccionaron en Venezuela durante 23 años de dominación cubana y que ahora son exportadas -con personal incluido- para perpetrar el fraude en todas partes.

Este «Twitter-gate» es apenas la punta del iceberg de una trama mucho más extensa que, sin duda, conoceremos. Es hora de que los sectores que creen en la libertad tomen medidas para que la voluntad popular no sea tergiversada o falseada con las nuevas técnicas y estrategias de fraude que ejecuta dicha izquierda.

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