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COMO ANTESALA A LAS PRESIDENCIALES DE 2024

México, 2023: las elecciones regionales determinarán si se imponen AMLO y su socialismo blando

El presidente socialista de México, López Obrador. Reuters

Este año que inicia, 2023, es visto sobre todo como el escenario previo a la batalla por la presidencia de la república, que ocurrirá en 2024, significando el fin de la pesadilla socialista con Andrés Manuel López Obrador (AMLO), o acaso el inicio de su perpetuación en el poder, como ha sido el caso de sus amigos rojos, Evo Morales, Daniel Ortega, Díaz Canel, y Nicolás Maduro.

El 2023 está marcado por dos elecciones estadales, la de Coahuila y la del Estado de México -el 4 de junio- que son importantes sobre todo porque en ambas entidades nunca ha gobernado sino el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y por ello es que AMLO se empeña en arrebatarle tales bastiones, en su lógica de animal político, de ir por todo, de acabar con los símbolos ajenos, porque para él vencer a sus adversarios en el plano simbólico es tan o más importante que los números electorales.

En especial hay que poner atención en el Estado de México, la entidad más poblada del país, con 17 millones de habitantes, muchos de ellos asentados en vastas franjas que abrazan al norte y oriente a la capital del país (antes Distrito Federal, o DF).

Así las cosas, el Estado de México se asume política y electoralmente como un “laboratorio” en el que los resultados prefiguran los que vendrán al año siguiente, los presidenciales, en 2024.

En tal entidad hoy aún gobernada por el priísta Alfredo del Mazo, se definirá en mucho si el partido socialista de AMLO, y afiliado al Foro de Sao Paulo, seguirá en el poder federal, o bien, si la oposición ha sido capaz de finalmente organizarse y presentar algún candidato atractivo y con el peso suficiente como para que acaso genere algún triunfo alguna vez.

Dicho de otra forma: políticamente se considera que quien gana las elecciones en el Estado de México, ganará las presidenciales un año más tarde. O la oposición levanta cabeza, o AMLO se enquista para siempre. Ese es el dilema.

Para ganar esta batalla es que AMLO puso a la ex candidata a la gubernatura del Estado de México en 2017, Delfina Gómez, como secretaria de Educación federal en 2021, a la que hace poco ha renunciado, justo para preparar por segunda vez su ataque electoral estadal.

Gómez en 2017 obtuvo como candidata a la gubernatura de Edomex, un total de 1.871.542 votos, quedando en segundo lugar, por debajo de los 2.040.709 votos de Alfredo del Mazo. Las encuestas actuales revelan a la gran consentida de AMLO como quien lleva cierta ventaja para ganar en las elecciones mexiquenses.

Por el otro lado, una alianza de partidos opositores, entre el PAN, el PRI y el PRD (pese a que este último es de izquierda, de corte socialdemócrata) que por un tiempo estuvo pendiendo de un hilo por actitudes traidoras del líder del PRI, “Alito” Moreno, podría postular seguramente a Alejandra del Moral, que no tendría mucho carisma.

Y por ello no falta quien opine que ya está pactado que el PRI entregue Edomex a Morena a cambio de no perseguir políticamente al actual gobernador al finalizar su sexenio, e incluso darle alguna embajada, como no pocos mandatarios estatales del PRI han hecho, rindiéndose ante Morena, a cambio de impunidad y “hueso” político.

En tanto, la “Alianza Va por México” tendrá como tarea intentar no perder justamente el Estado de México y Coahuila, para luego pelear la madre de todas las guerras en 2024, para sacar a Morena del poder, antes que ya sea demasiado tarde, y pase lo que en Venezuela.

Pero, sobre todo, este conglomerado de partidos opositores tendrá que dar seguimiento en su agenda a la integración de Movimiento Ciudadano (MC), otro partido opositor, que no ha querido integrarse a la Alianza, con lo que de facto sólo está dividiendo a la oposición y abonando a Morena.

Por otro lado, AMLO deberá disminuir los homicidios dolosos cuyo número es el peor de todos los sexenios recientes, y a la fecha ya suman cerca de 140 mil. Sólo en diciembre de 2022 registraron un aumento de 7.7%.

También en la agenda del Gobierno habrá de figurar garantizar la libertad de expresión y el libre ejercicio periodístico, porque México es el país más peligroso del mundo para dicha profesión, con 17 periodistas asesinados sólo en 2022. Además, se han registrado 31 mil personas desaparecidas entre 2019 y 2022, los años que lleva gobernando AMLO.

Otro punto es que el presidente debería finalmente dejar de atacar a la oposición y a la prensa desde sus conferencias mañaneras diarias, y no asignar más tareas inconstitucionales para el Ejército mexicano, que sólo debería atender la protección de la soberanía nacional, en tiempos de paz, como marca la Constitución, y sin embargo, la seguridad, tanto como el servicio público, se han visto militarizadas de forma creciente.

Por su parte la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) estrena presidenta, con Norma Piña al frente a partir de enero de 2023. Pero su llegada no augura nada bueno en la defensa de los valores tradicionales de Occidente, porque la señora abogada es abortista y pro consumo de mariguana con fines recreativos.

Este año vendrán votaciones importantes en las que la agenda progresista podrá hacer de las suyas ante una mayoría de ministros en la SCJN que han adoptado esta ideología zurda y globalista.

El Instituto Nacional Electoral (INE) tendrá que elegir cuatro nuevos consejeros, incluyendo al consejero presidente, tan detestado y atacado por AMLO. Así, el último de los pilares de la democracia mexicana está en la cuerda floja.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) elegirá un nuevo rector. Y ya desde hace tiempo, AMLO ha estado atacando también a esta institución, diciendo que está tomada por “conservadores”, y demeritando las acciones y decisiones del rector, con lo que querrá, con toda seguridad, meter la mano en asuntos internos de esa casa universitaria autónoma.

Las precampañas de los presidenciables estarán a todo galope durante 2023, y poco a poco se irá definiendo quiénes serán los candidatos para esa elección en 2024, pero también quiénes lo serán para la Ciudad de México, que lleva 25 años gobernada por las izquierdas, con resultados más bien desastrosos en términos de seguridad y desarrollo vial.

Como en 2024 también hay elecciones presidenciales en los Estados Unidos, en el presente año veremos asimismo si AMLO apoyará finalmente a Joe Biden para su posible reelección -o en su defecto al candidato del partido Demócrata-, o bien, a Donald Trump y al partido Republicano, con quien al inicio del Gobierno del mexicano guardaba buena relación, e incluso fue AMLO de los últimos en reconocer el triunfo electoral de Biden, por una supuesta “fidelidad” a Trump.

Pero a cambio de su apoyo, AMLO exigiría a su contraparte, como ya lo ha venido planteando al hablar de “respeto a la soberanía y a la libre autodeterminación de los pueblos”, que nadie se oponga a que opere como él prefiera para ganar elecciones sea como sea, y con ello garantizar que su partido, Morena (o incluso él mismo, con alguna reforma o con una nueva “consulta”) permanezca en el poder, que realmente es lo único que parece importarle en la vida.

Por último, dos obras ahora icónicas del obradorismo, la refinería de Dos Bocas, y el Tren Maya, se prevé que sean inauguradas en 2023.  

En tanto, este martes 17 de enero inició en Nueva York -en la Corte del Distrito Este-, el esperado juicio contra Genaro García Luna, el secretario de seguridad en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), a quien se señala por corrupción y por haberse asociado con narcotraficantes. Enfrenta cargos por tráfico de cocaína, por delincuencia organizada y por declaraciones falsas. Se trata de un juicio con muchos reflectores, porque es un personaje de muy alto perfil que será juzgado fuera de México.

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