El viernes 20 de enero Miguel Rodríguez Torres, exdirector del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de Venezuela, fue dejado en libertad por el régimen chavista. Luego de ser presentado ante un tribunal ese mismo día y admitir allí el delito de instigación a la rebelión, simplemente fue excarcelado. Había cumplido para entonces 4 años y 10 meses en prisión, tras ser detenido en marzo de 2018.
Este hecho coincidió con la visita del exjefe de Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero a Caracas, a quien incluso el exfuncionario chavista agradeció por las gestiones para lograr su liberación. En una publicación colgada en redes sociales, Rodríguez Torres dejó grabado un mensaje antes de despedirse de Venezuela.
“Yo me voy de mi tierra con mucho dolor porque yo amo esta tierra en la que nací y por la que he luchado y trabajado toda mi vida, pero seguro de que volveré a seguir trabajando, a seguir luchando, a seguir construyendo”, dijo.
#ÚltimaHora || Después de fundar La Tumba, lugar de torturas del Régimen de Maduro y luego de ser encarcelado, Miguel Rodríguez Torres llama al perdón y reconciliación nacional como solución a los problemas del país https://t.co/2OGM6eAIEy pic.twitter.com/cWCBN4jnpe
— Dossier Venezuela (@DossierVzla) January 21, 2023
Sin embargo, la figura de Rodríguez Torres dista mucho de ser la de un preso político común en la Venezuela actual. Incluso decir que ha sido estrictamente una víctima de la satrapía chavista sería un despropósito, dado que por muchos años no solo fue el victimario de muchos venezolanos que se han opuesto a la dictadura, sino que llegó a ser incluso el principal verdugo del régimen.
Su carrera dentro del chavismo
Quizá el gran salto a la fama de Rodríguez Torres proviene de sus andanzas durante la intentona golpista que encabezó el fallecido Hugo Chávez en 1992. En aquella oportunidad el personaje en cuestión lideró un batallón del Ejército venezolano, llevándolo a La Casona (la residencia presidencial en Caracas) para atentar directamente contra la esposa y las hijas del entonces presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez. Luego de aquello fue detenido y pasó varios meses en prisión, al igual que el conjunto de los conspiradores que se sumaron a la insurrección.
Con la llegada de Chávez al poder, tras las elecciones de 1998, Rodríguez Torres llegó a dirigir la policía política, encargada de las labores de inteligencia del régimen. Así, en 2002, queda al frente de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip) que en 2010 refunda como Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), convirtiéndose en un organismo estrella en las labores de espionaje y persecución a la disidencia en Venezuela.
Para 2013 Rodríguez Torres es nombrado ministro de Relaciones Interiores y de Justicia, cimentando así su imagen de policía malo del régimen. En dicho cargo, ya en 2014, es el principal encargado de reprimir las protestas de jóvenes que, en el marco de los llamados hechos por los líderes opositores María Corina Machado, Antonio Ledezma y Leopoldo López, salieron a las calles a manifestarse en contra de Maduro.
Durante esa época este funcionario es recordado especialmente por presentarse personalmente en los campamentos de manifestantes y llevárselos detenidos. Además de ser uno de los cerebros detrás de la construcción de “La Tumba”, un moderno centro de torturas edificado en el centro de Caracas.
Esta cárcel, basada en un sistema de reclusión subterránea, se hizo popular porque dentro de ella se practicaban métodos de la llamada “tortura blanca”: una técnica devenida de la Alemania comunista, consistente en someter al preso a iluminación constante en un entorno en el que predominan las paredes y pisos blancos, buscando con ello quebrar la psique del detenido y así conseguir que pierda la noción del tiempo y el espacio.
Un caso palmario de la aplicación de estos métodos es el de Lorent Saleh, un joven disidente venezolano que estuvo recluido por años en los sótanos de “La Tumba” y que incluso llegó a la tentativa de buscar suicidarse. En 2018 fue liberado y desterrado de Venezuela. Hoy vive en España y, paradójicamente, de ahora en más podría toparse cualquier día casual con su carcelero y verdugo, Miguel Rodríguez Torres, caminando tranquilo por las calles.
Miguel Rodríguez Torres es un violador de DDHH, es el padre del SEBIN y creador de centros de tortura como la Tumba, lugar donde nos torturaron durante años.
— Lorent Saleh (@LORENT_SALEH) January 21, 2023
Miguel Rodríguez Torres es un criminal que se dedicó a perseguir, torturar y asesinar estudiantes en Venezuela
Presos políticos en Venezuela
En Venezuela existen al día de hoy más de 270 casos de presos políticos, según la ONG Foro Penal. Que se haya optado por liberar quizá al más chavista de ellos ha desatado una oleada de indignación dentro y fuera del país sudamericano. Y es que, aunque Rodríguez Torres estaba detenido por supuestamente planificar acciones subversivas contra Maduro en 2018, muy pocos han olvidado su nefasto pasado como actor de primera fila de la tiranía. Durante años fue el esbirro estrella del chavismo, y eso es algo que jamás podrá quitarse de encima…
Además, su extraña liberación en medio de la visita practicada por Zapatero a Maduro la semana pasada no ha hecho sino reavivar la polémica que levanta cada periplo que el exjefe de Gobierno español hace a Venezuela.
¿Por qué Zapatero ha operado a favor de un personaje como Rodríguez Torres? Es algo que, hasta ahora, no está completamente claro. Sin embargo, es evidente que esta excarcelación podría estar enmarcada dentro de una nueva operación de propaganda de Maduro, con miras a proyectar una imagen de benevolencia ante el mundo, basada en su supuesta disposición de dejar en libertad a uno que otro preso. Sin embargo, hay que ser claros y enfáticos: Rodríguez Torres se convirtió en un supuesto opositor hace nada, pues al menos hasta 2014 era una pata esencial de la represión chavista.
Por ahora quienes han perdido son los verdaderos disidentes de Venezuela; esos que hoy siguen encarcelados injustamente por querer libertades y que, a diferencia de este chavista converso, no tienen quién abogue por ellos. Y también, por supuesto, ha perdido España, que ahora tendrá suelto en sus calles al esbirro estrella del chavismo. Paseando, como si nada…