Un terremoto mundial ha causado el discurso del presidente de Argentina, Javier Milei, en el Foro Económico Mundial, que se realiza anualmente en Davos, Suiza. Tanto así, que en la propia página del Foro, su intervención cuenta con más vistas que todos los principales ponentes de Davos juntos.
Al momento de escribir estas líneas, la versión oficial doblada al inglés lleva (tan sólo en la red X, sin contar otras redes sociales) más de 45 millones de vistas; mientras que la presentación traducida al inglés con acento argentino, realizada por medio de la inteligencia artificial tiene más de 36,5 millones de visualizaciones.
El impacto del discurso de Milei se debe, principalmente, a que el presidente argentino se atrevió a cuestionar todos los axiomas prevalecientes en Davos, de manera sobria, académica y sin ofender a nadie. Lo cual no es de extrañar, dada su trayectoria como profesor universitario y escritor de varios libros.
La revista colombiana SEMANA reseñó así lo ocurrido en Suiza: «Pocas veces en la historia un discurso en el prestigioso Foro Económico Mundial se vuelve un tema de conversación en las calles, a excepción de lo sucedido esta semana con el discurso de Javier Milei. Fue tan impactante que se hizo viral, incluso fue publicado por Elon Musk. Por años, el discurso de izquierda había dominado la narrativa mundial que existe sobre América Latina. Por eso, quizás lo que más impactó de la intervención de Milei fue cómo marcó diferencia».
En efecto, Milei comenzó diciendo: «Occidente está en peligro. Está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender los valores de Occidente se encuentran cooptados por una visión del mundo que, inexorablemente, conduce al socialismo, en consecuencia, a la pobreza».
Y es que el mandatario argentino tuvo el valor de defender abiertamente al capitalismo, a las empresas y a los empresarios. «El capitalista es un benefactor social que, lejos de apropiarse de la riqueza ajena, contribuye al bienestar general. En definitiva, un empresario exitoso es un héroe», expresó.
Al igual que hizo durante su campaña electoral, Milei atacó duramente al neomarxismo –o progresismo– explicando qué es y qué propone, señalando entre sus manifestaciones al feminismo, al aborto y al supuesto cambio climático: «Dado el estrepitoso fracaso de los modelos colectivistas y los innegables avances del mundo libre, los socialistas se vieron forzados a cambiar su agenda. Dejaron atrás la lucha de clases basada en el sistema económico para reemplazarla por otros supuestos conflictos sociales igual de nocivos para la vida en comunidad y para el crecimiento económico. La primera de estas nuevas batallas fue la pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer», expresó.
Sobre el ecologismo radical, Milei manifestó que: «Otro de los conflictos que los socialistas plantean es el del hombre contra la naturaleza. Sostienen que los seres humanos dañamos el planeta y que debe ser protegido a toda costa, incluso llegando a abogar por mecanismos de control poblacional o en la agenda sangrienta del aborto«.
Sin mencionar a Antonio Gramsci, el presidente argentino expuso la estrategia gramsciana para alcanzar la hegemonía cultural. «Los neomarxistas han sabido cooptar el sentido común de occidente. Lograron esto gracias a la apropiación de los medios de comunicación, de la cultura, de las universidades, y sí, también de los organismos internacionales».
Sin duda, que los conceptos planteados por Milei constituyen una nueva doctrina, no solo para los pueblos iberoamericanos, sino para otras partes del mundo, la cual amenaza la supremacía de las teorías de izquierda. Tanto el Foro de Sao Paulo como el Grupo de Puebla perciben el peligro, pero todavía no saben cómo reaccionar. Por eso, ni sus páginas electrónicas, ni sus cuentas de X, han criticado el discurso de Milei. Solo el dictador venezolano, Nicolás Maduro, expresó torpemente que la intervención del mandatario argentino era una «vergüenza», y que refleja su «pensamiento nazi».
Por lo pronto, el kirchnerismo, con apoyo de la izquierda internacional, pretende desestabilizar a Milei atacando su punto más débil, el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Se trata de un compendio de medidas diseñadas para estabilizar una economía que el Gobierno anterior dejó hecha trizas, pero que requieren, durante los primeros meses de su aplicación, que el pueblo pase por grandes sacrificios.
Para el próximo miércoles 24 de enero, los sindicatos socialistas —entre ellos la Confederación General del Trabajo y la Central de Trabajadores de la Argentina— han pautado una gran movilización para impedir la aprobación en el Congreso del Decreto de Necesidad y Urgencia. Sergio Rivolta, uno de los organizadores afirma que: «Las movilizaciones tanto en Capital Federal como en las distintas provincias y ciudades del interior del país será con mucha cantidad de trabajadores y trabajadoras esperando que los diputados que dicen representar a los intereses del pueblo voten como corresponda y no avalen el DNU».
Esta película ya la hemos visto antes en Chile, Colombia, Ecuador y Perú, por ello se puede inferir que el verdadero objetivo de la protesta es producir hechos de violencia —con heridos o fallecidos— para luego acusar a Milei de violador de derechos humanos y ponerlo a la defensiva.