«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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EN LOS DOS PAÍSES SE BUSCA SATANIZAR AL ADVERSARIO

Semejanzas entre España y Argentina (II): las conexiones con las dictaduras iberoamericanas y la reescritura de la Historia

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, con la ministra de Trabajo de España, Yolanda Díaz. Twitter Yolanda Díaz.

Si de niños hemos jugado el juego de las diferencias, marcando sobre dos dibujos casi idénticos ínfimas desigualdades prácticamente imperceptibles, hoy podemos hacer lo mismo en el derrotero político de España y Argentina. 

La sombra de «Vamos camino a ser Venezuela» se esgrime en ambos países sin que nadie repare en que Argentina hace años que ya es Venezuela y que la influencia venezolana sobre el Gobierno español data de hace tiempo. Argentina es la Venezuela de Hugo Chávez, sin moneda ni instituciones, con una inflación galopante y la población intentando salvarse abandonando el país. Del éxodo de argentinos de todas las edades y de todas las condiciones económicas y sociales puede dar cuenta España, que los recibe con generosidad. Según estadísticas oficiales, 35.000 argentinos recalaron allí legalmente sólo en 2021, el doble que el año anterior. Eso sin contar los que arriban con pasaporte europeo y los que lo hacen temporalmente y luego se quedan de forma permanente. 

En tanto, los lazos de España con el chavismo se tejen con la complicidad del Gobierno argentino. «Mientras fui director de Inteligencia y Contrainteligencia militar de Venezuela recibí una gran cantidad de reportes señalando que el financiamiento internacional estaba ocurriendo. Ejemplos concretos son: Néstor Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Lula da Silva en Brasil, Fernando Lugo en Paraguay, Ollanta Humala en Perú, Manuel Zelaya en Honduras, Gustavo Petro en Colombia y el Movimiento Cinco Estrellas en Italia. Todos estos fueron reseñados como receptores de dinero enviado por el gobierno venezolano», señaló Hugo Armando Carvajal en su declaración a la Audiencia Nacional en España, según publicó el medio OkDiario. «España no fue la excepción. El financiamiento por parte de Venezuela impulsó la creación del partido político Podemos», agregó en su escrito.

Carvajal, cabeza de los servicios de inteligencia y espionaje venezolanos bajo la dictadura del fallecido Hugo Chávez, fue detenido en septiembre de 2021 en la ciudad de Madrid tras estar prófugo de la justicia por dos años.

En el trámite que lleva adelante la justicia española aportó documentación valiosa para la investigación que compromete a los fundadores de Podemos, Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero; concretamente, mostró los contratos suscriptos entre el régimen chavista y la Fundación CEPS, germen del mencionado partido político y la declaración de testigos protegidos acreditaría la injerencia de Venezuela en la política partidaria española a partir del dinero facilitado. 

El militar detenido también detalló el mecanismo por el cual se utilizaban paraísos fiscales y las embajadas de Venezuela o Cuba en el flujo del dinero, aportando datos que afectan a terceros países. En ese sentido, Carvajal habló, concretamente, de 21 millones de dólares que habrían sido recibidos por Néstor Kirchner de manera irregular. Esto, por escandaloso que parezca, no resultaría una novedad en los tribunales argentinos, que intentan descifrar la compleja maraña que involucra a los Kirchner y a decenas de funcionarios de sus respectivas administraciones, épocas signadas por una modalidad recurrente: el movimiento en efectivo de enormes cantidades de dinero, principalmente euros. Por cierto, la reciente condena por corrupción y administración fraudulenta que pesa sobre Cristina Fernández no hace sino acreditar las sospechas

En Estados Unidos, Carvajal es reclamado por delitos de tráfico de drogas y armas. Su extradición fue concedida en un primer momento. Sin embargo, y tras un recurso de la defensa de Carvajal, la Audiencia Nacional de España determinó que hubo un «defecto de forma» en un auto judicial, por lo que la materialización de la entrega a Estados Unidos quedó suspendida hasta que se subsanara dicho error. Desde entonces, no hay fecha estimada para que vuelva a ponerse en marcha la causa. Así, el proceso de extradición desde España hacia Estados Unidos, que ha sufrido varios sobresaltos incluido la fuga del acusado, volvió a quedar paralizado.

Esta nueva dilación lleva un poco de calma al bunker kirchnerista. Que Carvajal siga en custodia del país gobernado por sus amigos, el socialista Pedro Sánchez y la banda de comunistas de Unidas Podemos, es mucho mejor noticia que su extradición a Estados Unidos. 

Más allá del caso particular de Carvajal, lo relevante es que quedan expuestos los lazos del chavismo con regímenes autoritarios de la Iberosfera a través del financiamiento espurio de funcionarios y de políticas públicas que no hacen sino contribuir al empobrecimiento y la decadencia de las sociedades en las que influyen.

La amenaza más concreta son las similitudes del socialismo «moderno» que España y Argentina consumen, donde el PSOE intenta mostrar una suerte de cara amable mientras alimenta al monstruo con el que está asociado. Esa alianza sigue vigente y ha marcado cada medida de Gobierno. 

En Argentina no es muy distinto. El peronismo es uno solo, aunque las diferentes variedades pretendan decir lo contrario. El peronismo es un movimiento encolumnado tras la figura de un corrupto, inescrupuloso y pedófilo; Juan Domingo Perón persiguió, torturó (o mandó torturar) y mató opositores; controló la economía con mano militar; se apoderó de la producción privada; cerró cientos de medios de comunicación opositores y confiscó La Prensa, una insignia nacional, el diario más antiguo y prestigioso del país lo que habla de la censura que se padeció durante su administración; incendió y profanó iglesias entre otras salvajadas. Que la cuenten como quieran, pero quien se diga peronista, menemista o kirchnerista está reivindicando a ese ser siniestro. 

Hoy gobierna una mezcla de bandos (o bandas) peronistas que, como Pedro Sánchez, trata de ocultar lo peor de sus «pasajeros». Hay terroristas de los años 70 o sus hijos en la función pública tomando decisiones y poniendo al país en una trayectoria sin retorno. 

La reescritura de la historia

Una de las armas silenciosas de estos regímenes es apoderarse de las banderas de la ética. Ellos establecen la medida de lo que está bien y de lo que está mal y lo hacen con tal virulencia que nadie se anima a discutirles los postulados. Acto seguido, reescriben la Historia. Este proceso pasó en Argentina con el «Nunca Más» y el Parque de la Memoria, como está pasando en España con la ley de la Memoria Histórica y el Valle de los Caídos. La izquierda sentencia o absuelve. 

Ese espacio es el primer sitio de memoria de Argentina, surgido a instancias de los organismos de derechos humanos durante la década de los 90 que venían sumando protagonismo político.

Es tan absolutamente transparente su objetivo que lo reconoce en su página oficial: «Este lugar de memoria no pretende cerrar heridas ni suplantar la verdad y la justicia, sino constituirse en un lugar de recuerdo, homenaje, testimonio y reflexión». No buscan la pacificación del país, sino, muy por el contrario, mantienen vivo el enfrentamiento; es un lugar donde figuran los nombres, tanto de muertos del período de la guerra antisubversiva de los 70 como de guerrilleros confesos, caídos en combate o exiliados en el extranjero y del que quedaron excluidas las víctimas del terrorismo, que se cuentan de miles y son invisibilizadas. 

En el caso español, la Ley de Memoria Democrática es una suerte de ordenamiento jurídico que modifica a su antecedente, la Ley de la Memoria Histórica votada por el Congreso de los Diputados en 2007, que a su vez partió del proyecto de ley previamente aprobado por el Consejo de Ministros en 2006, durante el mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. A esta nueva herramienta jurídico-política bien se le puede aplicar la misma intención del Parque de la Memoria argentino. Ninguno tiene ni tuvo nunca la intención de apaciguar las almas y ayudar a dar vuelta una página dolorosa de la historia de ambos países, sino todo lo contrario. Ambos azuzaron el desencuentro y, a través del relato falaz que construyeron sobre hechos recientes, satanizan a su adversario político. 

La exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos fue una venganza largamente esperada y una promesa cumplida de Pedro Sánchez, que se suma a la reciente exhumación de José Antonio Primo de Rivera del mismo espacio. Esta gente no deja en paz ni a los muertos y no se conforma con nada. 

En esta segunda entrega de parecidos entre Argentina y España quedan expuestas las miserias que fomentan ambas administraciones en materia de memoria histórica y relato.

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