Tampoco sigo sus incidencias ni sus balances. En ocasiones la veo. Por las mañanas me parece una televisión católica, en general, y por las tardes/noches una televisión más, Con sus filias, peperas, y sus fobias que no están claras. No diría nada, o casi, si esa televisión se hubiera capitalizado y se sufragara con sus ingresos. Pero parece que vive a costa de los dineros míos y de los de otros muchos católicos españoles. Cuando yo doy mi dinero a la Iglesia, en la cuestación parroquial o con la x en la declaración de renta, confío plenamente, o confiaba, en el destino de esos euros. Sostener el culto y al clero en infinidad de parroquias casi sin fieles , y además todos pobres, auxiliar a Cáritas en la que la Iglesia vuelca toda su atención a los desheredados, mantener los seminarios, pagar, por supuesto, unos módicos ingresos a los obispos y al personal de sus curias necesarios para la vida dicesana, atender a las misiones vanguardia del catolicismo en muchos lugares, mantener en una vida digna, aunque pobre, a los sacerdotes que se han dejado la vida en el servicio a los fieles y que ahora esperan el encuentro con su Señor en una residencia o en sus propios domicilios… De nada de eso pido cuentas y si en algún caso se extraviara algún euro, bendito sea Dios.
Admito incluso, sin el menor problema, que la Iglesia mantenga medios de comunicación social, lo más atractivos posibles, para evangelizar desde ellos. Pero para evangelizar siempre. No desde un rato en la mañana. Incluso entendería que haya ratos de disimulo. Pero, ¡todas las tardes y noches! ¿En las que como mucho hay un minuto de presencia institucional? ¿Y en competencia, en ocasiones bochornosa, cono otros medios católicos, aunque no institucionales, que podrían parecer sus declarados adversarios? ¿A quienes se les niega el pan y la sal y que hasta parecerían como sus mayores aenemigos a quienes hay que aniquilar cuánto antes? ¿Y con mi dinero de católico?
Dicen qiue el cardenal Rouco fue el gran valedor de esos medios. Ya el arzobispo de Madrid tiene plomo en el ala y no podra decidir nada en apoyos e inversiones. Esperemos que estas últimas no sean a fondo perdido. Y ruinosas. Además hechas con mi dinero y el de los católicos españoles. Dineros que eran finalistas. No al arbitrio de quien los manejara. Y generalmente sepultados en medios de dudosísima eficacia pastoral.
Monseñor Blázquez, bastante más pusilánime que su antecesor en la CEE, tal vez corte el grifo a un caudal de dinero que se pierde todos los días. Sin ningún beneficio eclesial e indignación de algunos de sus donantes. Por ejemplo, yo. O se hacen unos medios católicos ful time o en otro caso que no cuenten con mi dinero. Y si lo utilizan que cuen con mi protesta.