«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Bautismo de una hija de lesbianas

Va a tener lugar, o lo ha tenido ya, en la catedral de Córdoba. Algún comentarista ha introducido el tema en un artículo del Blog que no tenía la menor relación con este asunto. No me parece bien. Si estamos hablando de pingüinos no viene a cuento para nada introducir de que hierbas se alimentan las cebras. O si del presidente Obama exponer las últimas actuaciones de Belén Esteban. Aunque haya gente para quien las cebras o Belén Esteban les parezca cuestión importante. 

Pero ya que algunos manifiestan interés pues saquemos a colación lo del bautizo de esa niña. Que no sé si es hija de alguna de las dos «madres» o adoptada. Hija natural de las dos es imposible. Hija adoptada será si lo permite la legislación civil. 

Creo que un principio general exigible es si los «padres» desean educarla en la fe católica. No que los padres no sean pecadores pues en ese caso muchísimos bautizos serían imposibles. No se podría bautizar a hijos de terroristas, de narcotraficantes, de adúlteros, de divorciados, de estafadores, de ladrones, de gente que apenas va a misa, de diputados que hayan votado el aborto, la eutanasia o el divorcio o que lo tengan en sus programas, de los que pretendan despojar a la Iglesia de sus catedrales, de curas, de excuras que no se hayan casado canónicamente, de los que viven en pareja, de empresarios que no pagan lo que pueden o deben, o expulsan a una trabajadora por quedarse embarazada, de blasfemos, de…

Alguien se escandalizó de que el Papa hablara contra impedir el bautismo al hijo de una madre soltera cuando en España, no sé en Argentina, jamás eso ha sido impedimento para el bautismo. Puede no entenderse que padres que vivan al margen de la Iglesia y que ésta les importe un rábano reclamen el bautismo para sus hijos pero la Iglesia, en mi opinión, ante la voluntad de los padres, o de alguno de ellos, naturales o adoptivos, no debe entrar en el fuero interno de quienes piden el bautismo. Y ciertamente no se requiere la confesión de los padres previa al bautizo del hijo. Ni para una boda se exige. Cabe por supuesto la negativa ante una situación de claro escándalo. O un bautismo digamos semiclandestino. Tal vez lo más llamativo del caso sea que el acto tenga lugar en la catedral argentina de Córdoba. Tampoco sé si las mujeres en cuestión van paseando el bautizo de la niña por todos los medios o si su condición de lesbianas se descubrió sin ostentación por parte de las mismas.

Que hay una situación de pecado parece claro pero en la Iglesia todos somos pecadores. Y sé de unos cuantos que pese a su situación de pecado se sienten católicos. Pecadores pero católicos. Y quieren el bautismo para sus hijos. La homosexualidad no es un pecado. Lo es su ejercicio. Como también el de la heterosexualidad fuera del matrimonio. ¿Es eso un impedimento para el bautismo? ¿Se le niega al hijo de un matrimonio en el que se sabe que él está liado con su secretaria o ella con su jefe? ¿O a los padres vueltos a casar tras un divorcio, de él, de ella o de ambos, y que se sienten católicos e incluso van a misa todos los domingos? ¿Tiene el lesbianismo una condición especial que a mí se me escapa? ¿Posiblemente por mi ignorancia?

Bueno, pues ya está la cuestión en el Blog. Abierta a los comentarios. Que este es el lugar propio y no en un artículo dedicado a la misa tradicional, a las ocurrencias del P. Ángel o a la trágica situación de algunas congregaciones religiosas. Si ello contribuye a que nos ilustremos todos más, yo el primero, en la doctrina de la Iglesia, bendito sea Dios.  

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