«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un Papa verdaderamente sorprendente

¿Me gusta todo lo que hace y dice este Papa? No. Pero eso mismo me ocurrió con todos sus antecesores. Un católico está obligado a lo que está obligado. Y en ello no entra el que tenga que gustarle todo lo que dice o hace el Papa. Y puede decirlo aunque siempre con respeto al Santo Padre. Creo que en eso yo soy comedidísimo. Si algo no me gusta creo que el 99% de las veces, o tal vez alguna décima más, me lo callo. Es una opción personal mía y me la administro yo.

Pero si algunas cosas no me gustan de Francisco muchísimas más me parecen estupendas. Y como este Papa habla todos los días, y en ocasiones varias veces, creo que en un año y unos días ha expuesto su pensamiento en bastantes más ocasiones que otros Papas a lo largo de todo su pontificado. Hasta el punto que posiblemente sea el Pontífice que más haya hablado de la Virgen, la confesión, el diablo, la oración, el infierno, el rosario, la misericordia de Dios, el pecado, el mal, la muerte… Los novísimos, tan olvidados, están numerosas veces en la boca de Francisco. Acaba de decirles a los mafiosos que el infierno será su final si persisten en su conducta. Cuando no pocos lo eluden o hasta lo niegan.

Es además un Papa de gestos. Posiblemente incluso hipergestual. Pero no pocos son maravillosos. Y sorprendentes. Ayer, en un acto penitencial, estaba previsto que se sentara en un confesonario para administrar el sacramento de la Penitencia a los fieles. Cosa que parece que hace también con frecuencia en sus visitas a las parroquias de Roma. Un Papa confesando no es una novedad. Juan Pablo II y Benedicto XVI también lo hacían con alguna frecuencia pero lo verdaderamente insólito es lo que hizo ante todo el mundo en la basílica vaticana. Cuando el maestro de ceremonias se dirigió a él para acompañarle al confesonario que tenía asignado le dijo que esperara un momento y se fue a confesarse al que ocupaba otro sacerdote. Sabíamos, porque así lo había manifestado, que se confesaba quincenalmente. Pero creo que nunca se había visto a un Papa arrodillado ante un sacerdote confesando sus pecados. Pese a la dificultad que tiene Francisco para arrodillarse.

Creo que en esta ocasión una imagen vale verdaderamente más que mil palabras. Todo el mundo puede ver al Papa confesándose. De rodillas ante un sacerdote. Verdaderamente será difícil hacer más en favor de la confesión y como reconocimiento de la dignidad del sacerdote en el acto de perdonar los pecados.

Creo que debemos quedarnos con tantas enseñanzas maravillosas del Papa en lugar de ver donde le pillamos con una expresión menos afortunada. Y no pocas veces incluso sacada del contexto. Yo por lo menos procuro ajustar a esto mi hablar del Papa. Aunque agradezca precisiones o rectificaciones de sus palabras que otros han hecho en alguna ocasión. Teniendo en cuenta también que cuando se improvisa un discurso o una homilía a veces se puede no acertar con la expresión afortunada. Creo asimismo que cuando nos encontremos con algo que pueda chocarnos debemos esperar a que esas palabras las repita más veces para tenerlas de ese modo como la voluntad de haber querido decir eso. Aunque también sea legítimo el preguntarse, incluso públicamente, sobre el verdadero significado y la verdadera voluntad del Papa ante una expresión suya que pueda parecer chocante. Teniendo en cuenta, además, que él mismo se ha presentado, en su pensamiento, como hijo de la Iglesia.

http://www.abc.es/sociedad/20140328/abci-papa-confiesa-publico-201403281838.html

  

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