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El gurú del Foro de Davos

Noah Harari, el ‘filósofo’ del globalismo al que recibe Sánchez en La Moncloa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Yuval Noah Harari en La Moncloa. Twitter Pedro Sánchez

Después de reunirse en su día con George Soros y Bill Gates, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibió este jueves en el Palacio de la Moncloa al escritor israelí Yuval Noah Harari, el filósofo oficioso del Foro de Davos y, por ende, del globalismo.

«Inspiradora conversación hoy con Yuval Noah Harari sobre el progreso, la tecnología y el papel que la ciencia debe tener en el siglo XXI», escribió el mandatario español en su cuenta de Twitter. «La Humanidad se encuentra ante un nuevo horizonte. Nuestro deber es trabajar para que los avances tecnológicos construyan sociedades más justas», añadió Sánchez.

«Es ilegal falsificar dinero. También debería ser ilegal falsificar humanos. Tuvimos el honor de reunirnos con el primer ministro Pedro Sánchez en Madrid, donde discutimos la amenaza que representa la Inteligencia Artificial para las identidades humanas y la democracia. Tengo la esperanza de que los gobiernos proscriban lo antes posible el uso de la IA para hacerse pasar por humanos o crear identidades falsas online«, escribió Harari, a su vez, en la red social.

Autor de bestsellers como Sapiens y Homo deus, Harari es una suerte de intelectual del Gran Reinicio —la propuesta de economía planificada lanzada desde el Foro Económico Mundial durante la pandemia—, el escritor de referencia con que los globalistas de Davos preparan a la plebe para sus imposiciones ideológicas.

Quién es Yuval Noah Harari

Nacido en 1976 en el seno de una familia judía con orígenes europeos​ en el distrito de Haifa, Israel, estudió historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén. A los 26 años realizó un doctorado en la Universidad de Oxford y seis años después obtuvo un puesto de profesor titular en la universidad donde estudió en Israel.

Abiertamente homosexual, Harari vive junto a su «marido» en un moshav —similar a los conocidos kibutz—, un tipo de comunidad rural israelí que funciona como una cooperativa. El escritor, además, se considera ateo —aún así, presume de realizar meditación vipassana— y practica el veganismo.

Lo que ha llevado a la fama a este gurú de las élites globalistas han sido sus libros, los cuales fueron elogiados y recomendados por el ex presidente de EEUU Barack Obama, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, y el magnate Bill Gates, entre otras personalidades.

Su libro Sapiens: Una breve historia de la humanidad le dio la fama internacional.​ Este texto fue publicado en hebreo en 2011 y después fue traducido a multitud de idiomas, vendiendo millones de ejemplares en medio mundo. En este libro Harari relata la historia de los últimos 70.000 años, pero con mucha fantasía e invenciones, asegura Mario A. Iannaccone en Il Timone, según recoge Religión en Libertad.

Le siguió en 2016 Homo Deus: Breve historia del mañana donde desarrolla ideas sobre un mundo futuro no tan lejano del actual en el cual nos veremos enfrentados, a su juicio, a una nueva serie de retos. En esta obra afirma que, gracias a los algoritmos que permitirán desarrollar la inteligencia artificial, a los ordenadores cuánticos y a los inventos que permitirán unir las tres esferas de lo biológico, lo digital y lo electrónico, el hombre está a punto de cambiar radicalmente su esencia, transformándose en un ser distinto, otro ser respecto al que ha sido y que él llama, gnósticamente, homo deus, relata Iannaccone.

En 2018 publicó 21 lecciones para el siglo XXI, donde se centra en el presente e intenta abordar, a su manera, los problemas tecnológicos, políticos, sociales y existenciales de nuestro tiempo.

El punto central de la predicación de Harari, nos dice Iannaccone, «es que la tecnología no puede detenerse y que los cambios no pueden o no deben ser parados. Pueden ser disciplinados, pero no existe ninguna autoridad, ni civil y mucho menos religiosa, que pueda detener el proceso tal como se está perfilando y por muy arriesgado que sea. Como mucho, se pueden admitir una gobernanza —palabra muy de moda en Davos— y una comisión de pensadores y tecnócratas que podrán proponer una reglamentación, sobre todo en el ámbito de la inteligencia artificial. Esta y las nuevas tecnologías crearán una nueva especie de ser vivo, el homo deus, distinto del homo sapiens, que pretenderá tener derechos propios, además de deberes. Obviamente, en este proceso se separará la procreación de la biología y de los sexos, convertidos en «géneros» fluidos».

Además de presumir de ateismo, Harari no le tiene mucho cariño a la religión. «Todas las historias que la gente cuenta sobre el universo —la historia judía, la cristiana, la musulmana— son sólo ficciones inventadas por los humanos», afirmó en una entrevista en La Vanguardia. El escritor dijo, además, que de lo que más estaba orgulloso era de que se las había «apañado» para «liberarse» de la mayoría de las «historias ficticias» que la gente le contaba sobre el mundo y de que tuvo el «valor» de preguntar por «la verdad» en lugar de conformarse con «un reconfortante cuento de hadas».

Harari es en definitiva, un personaje perfecto para divulgar la deriva transhumanista globalista, el sueño del capitalismo del control y de la ciencia sin límites. Quizá por ello ha sido catapultado por personajes de la ralea de Bill Gates, Mark Zuckerberg, Reed Hastings (el CEO de Netflix) o el cofundador de Twitter Jack Dorsey, de políticos y personalidades mediáticas, y ha sido promocionado por instituciones como el Foro Económico Mundial. Es, en definitiva, parte del brazo intelectual de las élites globalistas.

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