Xi ha enfatizado el hecho de que China haya vivido ‘cambios históricos’ desde el año 2012 y ha manifestado su disposición de continuar luchando contra la corrupción
El presidente de la República Popular de China y secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, ha inaugurado en la mañana de este miércoles el XIX Congreso de su formación política, la única que existe en el país y que gobierna éste desde el año 1949. Durante su alocución, que se ha dilatado hasta las tres horas y media, ha remarcado la llegada de ‘una nueva era’ para el socialismo chino, se ha ufanado de las mejoras en los niveles de vida que se han registrado en los últimos años en China, y ha manifestado su disposición de continuar luchando contra la corrupción.
En el inicio de este acto en el que se designará a los dirigentes del país para el próximo lustro, Xi ha enfatizado el hecho de que China haya vivido ‘cambios históricos’ desde el año 2012; cambios que se han materializado, según él, en la salida de la pobreza de sesenta millones de personas. Estos positivos datos, asevera el mandatario chino, conducen a ‘nueva era’ al socialismo del país.
Xi, que ha estado flanqueado por sus dos predecesores en el cargo, también ha avanzado las líneas básicas de su acción política para el próximo lustro. Unas líneas que tendrán como propósito fundamental, en lo que se refiere a la política exterior, consolidar a China como potencia de influencia global: ‘Necesitaremos seguirnos esforzando durante treinta años para alcanzar la completa modernización. Para entonces, nos situaremos orgullosamente entre las naciones y nos habremos convertido en una potencia global’.
Por su parte, en el terreno interno, el principal objetivo será consolidar el crecimiento económico vivido en los últimos años, algo que pasa, según Xi, por abundar en las reformas económicas estructurales, en la reducción del apalancamiento, en la apuesta por las nuevas tecnologías, en la innovación y en la importancia de las exportaciones. Todo ello unido a un modelo respetuoso con el medioambiente y a una actitud intolerante con la ‘corrupción’.
Este último concepto, el de lucha contra la corrupción, esconde una realidad más ominosa: la persecución del disidente. De esta manera, de acuerdo con diversas asociaciones de derechos humanos, Xi ha encabezado la peor campaña en el ámbito represivo desde 1989, cuando tuvieron lugar los sucesos de Tiamanmen.
Asimismo, el secretario general se ha referido a la situación de su partido. De esta manera, ha urgido a combatir el faccionalismo y el clientelismo, dos de los grandes problemas que le aquejan: ‘Debemos reforzar al partido políticamente para que siga liderando al pueblo (…) Debemos mantener el marxismo’, ha asegurado Xi, que rechaza una renovación ideológica de su partido.
Renovación de la élite comunista
Si Xi Jinping respeta la tradición que establece que los políticos deben retirarse si superan los 68 años, el Congreso conllevará una profunda recomposición de los órganos del partido: la mayor parte del politburó, compuesto por 24 miembros, será renovada; y cinco de los siete integrantes del Comité Permanente, verdadero núcleo de poder del partido y de China, serán sustituidos.
Algunas voces autorizadas, sin embargo, advierten de que el secretario general del Partido podría romper esta arraigada costumbre con afán de mantener en su puesto a un personaje concreto: Wang Qishan, que es el actual líder de la lucha anticorrupción y uno de los más leales aliados de Xi.